La lotería

En momentos de crisis económica, algunas personas juegan a la lotería y otros juegos de azar para intentar superar su situación de precariedad.

En este juego, como en muchos otros, se trata de que muchos jueguen para que, además de los premios que reciben unos pocos, quede un remanente suficiente con el que sufragar los gastos de organización y distribución y un beneficio adicional para el organizador.

La diferencia con otros juegos de apuesta (bingo, quinielas, ruleta, naipes, tragaperras) en los que el premio tiene relación con el total de lo recaudado en cada envite, es que en la lotería el organizador sí asume riesgo. Aunque no haya suficientes ingresos para financiar los gastos fijos y el total de los premios obtenidos, el organizador debe abonar los.

Eso es, ni más ni menos, lo que el propietario de la Bruixa d'Or ha expresado en relación al proyecto de poner en marcha cuatro sorteos de lotería en Catalunya. Como conocedor de este negocio también ha expresado que para que funcione económicamente debe existir una relación entre el número de jugadores y los premios, y de estos con los de su entorno para que sean atractivos.

Porque el hecho que los beneficios –en el caso de que existan– se queden en Catalunya, y se destinen a atender los derechos sociales, no es razón suficiente para garantizar el equilibrio financiero. Esa es la gran duda que se cierne sobre el proyecto de lotería catalana.

No es una cuestión de catalanidad de la lotería sino de su viabilidad economía. Como en el propio juego si la expectativa del premio no se cumple, no solo no ganas, sino que pierdes el dinero.