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La oposición vuelve a tumbar los presupuestos de Colau a una semana del pleno

La Razón
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La comisión municipal extraordinaria de Economía informó ayer negativamente del proyecto de Presupuestos (General y Consolidado) del Ayuntamiento de Barcelona para el año 2017, con los votos en contra de toda la oposición.

La comisión municipal extraordinaria de Economía informó ayer negativamente del proyecto de Presupuestos (General y Consolidado) del Ayuntamiento de Barcelona para el año 2017, con los votos en contra de toda la oposición.

Con este trámite, en el pleno del próximo viernes, el gobierno de Ada Colau puede llevar a aprobación definitiva el proyecto del Presupuesto General del Ayuntamiento de Barcelona para 2017 y vincular su aprobación a una cuestión de confianza que plantea la alcaldesa. El teniente de alcalde de Economía Gerardo Pisarello, de Barcelona en Comú, y la concejal de Comercio, Montserrat Ballarín, del grupo socialista, defendieron el proyecto y destacaron que el gobierno ha aceptado más de la mitad de las 85 alegaciones presentadas por la oposición susceptibles de ser incluidas en el presupuesto. Pisarello puso énfasis en que el debate ha sido «intenso», ya que se han mantenido 15 reuniones entre el gobierno y la oposición, pero ha reconocido que hace falta continuar negociando.

Los portavoces de CiU, C’s, ERC, PP y CUP se limitaron a expresar el voto en contra del proyecto presupuestario en intervenciones sucintas como protesta por la «falta de diálogo» que en opinión de las cinco formaciones mantiene el gobierno de Barcelona en Comú-PSC. Tras la sesión, portavoces de los cinco grupos de la oposición acusaron al gobierno de Ada Colau de falta de dialogo y de tener decidido desde hace meses vincular la aprobación de su proyecto de presupuestos para 2017 a una cuestión de confianza para no tener que llegar a acuerdos con la oposición, a pesar de estar en minoría. La concejal de CiU, Sònia Recasens, acusó a Colau y al presidente del grupo socialista y teniente de alcalde de Cultura, Jaume Collboni de haber decidido aprobar el presupuesto «por la vía de la imposición» y «por la puerta de atrás», vinculándolo a la cuestión de confianza.