Pobreza

La pobreza infantil no hace vacaciones

La Fundación Probitas ofrece actividades para hijos de familias pobres que trabajan en agosto donde garantizan comidas diarias

Probitas que durante el curso escolar ofrece becas comedor a niños de 3 a 17 años ha montado sus campamentos en agosto para cubrir el vacío de actividades para hijos de trabajadores pobres
Probitas que durante el curso escolar ofrece becas comedor a niños de 3 a 17 años ha montado sus campamentos en agosto para cubrir el vacío de actividades para hijos de trabajadores pobreslarazon

La Fundación Probitas ofrece actividades para hijos de familias pobres que trabajan en agosto donde garantizan comidas diarias. Esta semana acaban muchos campamentos de verano subvencionados por la administración que cubren este déficit

Queda una semana para la estampida en las grandes ciudades. Para que los ayuntamientos se pongan manos a la obra aprovechando el éxodo estival. Una semana para las vacaciones. Aunque los niños hace ya más de un mes que acabaron el curso escolar y que las familias se las ingenian para poder atenderlos. Para las familias más vulnerables, los campamentos de verano han sido una ayuda para garantizar al menos una comida al día a sus hijos como la que hacen durante el curso escolar en los colegios. Pero la mayoría de casales funcionan sólo hasta julio y muchos niños ahora corren el riesgo de pasar el día solos mientras sus padres trabajan, aprovechando la oferta de empleos precarios para cubrir la temporada de turismo.

Según Unicef, 480.000 menores viven bajo el umbral de la pobreza en Cataluña. Organizaciones como el Casal d’Infants del Raval, la Fundación Pere Tarrés o la Fundación Probitas, que trabaja con estas entidades y escuelas de todo el territorio para garantizar una buena nutrición a los menores en riesgo de exclusión social, alertan de que cada vez hay más hogares de trabajadores pobres. En su último informe, Cáritas alertaba de que la pobreza se ha cronificado, que la recuperación es desigual y se corre el riesgo de fractura social. El avance que hizo de los primeros seis meses de 2017 es demoledor: ha registrado un aumento del 18% de los hogares que necesitan ayuda, sobre todo, para comer. Aunque el Gobierno presume de que se ha recuperado el empleo de antes de la crisis, el 86,2% de los nuevos contratos son temporales.

Hay más empleo, sí, pero los sueldos son más bajos y la temporalidad más elevada. Y una de las consecuencias es que el 58 por ciento de los hogares de trabajadores pobres con hijos de entre 3 y 16 años, pese a tener unos ingresos fijos, no pueden irse de vacaciones ni una semana al año. Ni se van de vacaciones ni los padres pueden pagar unos campamentos para que sus hijos estén al cuidado de un adulto y se relacionen con otros niños. Pensando en estos niños, la Fundación Probitas ha puesto en marcha sus propios campamentos de verano en agosto, cuando otras entidades con las que colaboran en julio se van de vacaciones. En el programa «Agosto para todos», que cubre el horario de 9.00 a 17.00 horas con actividades deportivas y socioeducativas, este año participarán 807 niños de 3 a 17 años de municipios como Salt o Canovelles.

«Además de garantizar dos comidas completas y sanas al día –el desayuno y el almuerzo–, les ofrecemos actividades de ocio, contacto con adultos y con otros niños y conseguimos que no se pasen el día solos esperando en casa a que sus padres salgan de trabajar», cuenta la directora de la Fundación Probitas, Marta Segú.

Su programa a de Refuerzo de Alimentación Infantil (RAI) arrancó hace cinco años. Empezaron poniéndose en contacto con escuelas de barrios vulnerables como La Mina o el Raval para identificar a los menores que necesitaban cubrir el cien por cien de una beca comedor y así garantizarles una comida al día. El primer año atendieron a 600 niños de 39 escuelas. Hoy, becan a 5.955 niños de 77 entidades y escuelas en 37 municipios. Además de asegurar una nutrición adecuada a estos menores, ofrecen actividades de ocio y refuerzo escolar. «Los niños están más contentos, tienen menos estrés y hemos mejorado el absentismo en secundaria», explica Segú. Son pioneros en becar a jóvenes de secundaria que debido al horario intensivo de los institutos perdían la beca comedor. Además de darles una comida les ofrecen un espacio en el instituto con actividades de ocio y refuerzo y así no están solos.