Barcelona

Los integrantes del «banco expropiado» reocupan el local por unas horas

Cinco okupas consiguen abrir un agujero en las planchas metálicas y se cuelan dentro

Uno de los okupas detenidos
Uno de los okupas detenidoslarazon

Bajo el hashtag #BancoSorpresa, los antiguos ocupantes del «banco expropiado» anunciaron ayer, poco después de las 12 del mediodía, que habían vuelto a colarse en el local desalojado hace trece días. Cuatro horas más tarde, después de desplegar un cordón policial para desplazar a la manifestación que se había congregado frente al banco, los Mossos consiguieron abrir un agujero en las planchas metálicas que, teóricamente, protegían la sucursal y encontraron a las cinco personas que se habían metido en su interior. El desalojo se prolongó durante buena parte de la tarde porque, al menos dos de los okupas, tenían las manos atrapadas en bidones de hormigón, la misma técnica que emplearon el día del primer desalojo. Los cinco fueron detenidos acusados de usurpación y desórdenes.

Durante buena parte de la mañana, sin embargo, los ocupas jugaron al despiste con varias campañas paralelas tanto en las calles del barrio de Gràcia como en las redes sociales. Al parecer, se trataba de una distracción para alcanzar el banco y, parapetados tras una pancarta, los cinco jóvenes consiguieron abrir un agujero en un lateral de la antigua oficina y colarse dentro. El colectivo se valió de las redes sociales para convocar espontáneamente a más manifestantes que les sirvieran de escudo humano. En las inmediaciones, varios comerciantes aseguraron que escucharon el zumbido de lo que podría ser una sierra radial.

A la una y media, el grupo concentrado ante el banco se disolvió parcialmente. Unos sacaron mesas para improvisar una suerte de picnic, hasta que los antidisturbios de los Mossos se personaron y les obligaron a desplazarse a una plaza cercana.

Lo cierto es que no sólo se habían colado en el banco, burlando a la policía, sino que también se las ingeniaron para cerrar el hueco que habían abierto, por lo que los Mossos tuvieron que repetir el proceso para asegurarse de que, tal y como habían anunciado los okupas, cinco de sus miembros se habían colado en el banco. La Policía sospecha que lograron entrar haciendo palanca en una de las esquinas de la puerta, y luego con una especie de butrón.

Vídeo falso

Las alarmas saltaron cuando los antiguos ocupantes del «banco expropiado» hicieron correr por las redes sociales un vídeo en el que cinco personas con las caras tapadas celebraban descorchando botellas de cava, supuestamente escondidos dentro del local, la reocupación. Más tarde, sin embargo, se supo que, aunque efectivamente había cinco personas dentro del local, el vídeo era falso.

En cualquier caso, el desalojo se prolongó durante cerca de ocho horas por las dificultades que pusieron los dos últimos ocupas.

A medida que transcurría la tarde, más y más gente se fue sumando a la manifestación en la vecina plaza de la Revolució. En las pancartas, que llevaban se podía leer: «Si nos tocan a una, nos tocan a todas», y «Manuel Bravo –que es el dueño del local ocupado–, especulador». Al cierre de esta edición, sin embargo, no hubo que lamentar los ya habituales disturbios por el barrio.

Sobre las siete de la tarde, los Mossos d’Esquadra pudieron sacar a tres de los cinco okupas que se colaron en el «banco expropiado». Los detuvieron por delitos de usurpación y desorden. Para sacar a los otros dos, la policía catalana tuvo que llamar al Servicio de Emergencias Médico (SEM). Tenían las manos metidas dentro de un bidón de cemento y no sabían cómo quitarlas. El lío del «banco expropiado» añade leña al fuego entre la CUP y los gobierno de Ada Colau y Carles Puigdemont.