Consejo de Ministros

Mas no convocará elecciones sin el plácet de quienes apoyan la consulta

El president de la Generalitat se compromete con ERC, ICV y la CUP a no utilizar la consulta como arma electoral
El president de la Generalitat se compromete con ERC, ICV y la CUP a no utilizar la consulta como arma electorallarazon

¿A finales de año – una vez superado el 9 de noviembre–, en 2015 o en 2016, cuando finaliza la legislatura vigente? Desvelar la incógnita sobre cuándo serán las próximas elecciones autonómicas es un ejercicio recurrente en la política catalana. Ayer lo intentó resolver el líder de Ciutadans, Albert Rivera, en la sesión de control al gobierno catalán en el Parlament. Rivera lanzó la cuestión, si habrán elecciones anticipadas, y Artur Mas respondió lo de siempre, que tiene tiempo de convocar las autonómicas «como máximo, hasta 2016». Aunque esta vez añadió algo nuevo, que a pesar de que sólo el president de la Generalitat tiene la facultad de convocar elecciones en Cataluña, no tomará la decisión la decisión solo. «Cuando se tengan que hacer elecciones, hablaré con todos los partidos que dan apoyo a la consulta», aseguró.

La respuesta más que para Rivera, iba dirigida a sus socios de ERC, ICV y la CUP, los partidos políticos que a día de hoy apoyan la consulta. De una manera u otra, Mas les trasladó que no utilizará la consulta como arma electoral si el Gobierno la bloquea, como sí hizo con el pacto fiscal. Se comprometió a no jugar con la ventaja táctica que le concede el estatus de president de la Generalitat.

Diálogo de sordos

Si habrá o no elecciones anticipadas sigue siendo una incógnita, dependerá del desenlace de la consulta, prevista para el 9 de noviembre. Mas recordó lo que ha convertido ya en su mantra, que a través de uno u otro mecanismo legal, «el pueblo catalán se acabará expresando en las urnas». El president de la Generalitat está convencido de que habrá referéndum de autodeterminación, pese a que el PP, ya sea vía Mariano Rajoy, desde el Congreso; María Dolores de Cospedal, desde Génova, o Alicia Sánchez-Camacho, desde el Parlament de Cataluña, le inste a no obsesionarse con una consulta que «no es legal y no se celebrará».

Mas ignora las advertencias de Madrid. Y, precisamente por esto, porque ni Mas ni Rajoy han cambiado ni un ápice su postura inicial sobre la consulta soberanista, el suyo está condenado a convertirse en un diálogo de sordos.

Ambos ofrecen diálogo, pero con condiciones. Rajoy reiteró durante el debate del estado de la nación que está dispuesto hablar, pero dentro de la ley y de la Constitución. Y por hablar dentro de la Constitución entiende que no puede negociar una consulta. Mientras que Mas insiste que no va a sentarse a hablar si no es para negociar el proceso catalán. Ayer, el president de la Generalitat reiteraba su voluntad de diálogo, tras insistir en que la consulta no es un capricho personal sino una demanda de la mayoría de la sociedad catalana.

Mas se avino a escuchar a Rajoy, tal y como le pidió la presidenta del PP catalán. Pero acompañó su respuesta de una demanda, que el Estado escuche al pueblo catalán. «¿O es que sólo hemos de escuchar nosotros y ellos no han de escuchar al pueblo catalán, tanto que dicen que lo aprecian?», preguntó Mas reiniciando el bucle en el que ha caído el debate de la consulta.