CiU
Mas pedirá organizar referendos sin rozar los dos tercios del Parlament
Las grandes mayorías que reclama Artur Mas para impulsar el proceso soberanista por cauces legales continúan sin existir. De hecho, retroceden. La CUP anunció ayer que no piensa respaldar mañana en el Parlament la proposición de ley de CiU, ERC e ICV para solicitar en el Congreso la competencia sobre referendos. Su descuelgue supone la pérdida de tres diputados en un trámite que no tiene ninguna posibilidad de prosperar en Madrid. El bloque que formaban 87 diputados ahora consta de 84, una cifra inferior a los 91 escaños que marcan los dos tercios (mayoría imprescindible, por ejemplo, para poner en marcha una reforma estatutaria).
El portavoz de la CUP, Quim Arrufat, consideró que Cataluña «no tiene que pedir permiso a nadie» para celebrar una consulta, y pidió que no se interprete que están en contra de la consulta porque están a favor. Sin embargo, su decisión no hace otra cosa que desgastar la estrategia diseñada por el presidente de la Generalitat para hacer posible la votación independentista.
Ahora, la gran esperanza de Mas es lograr que el roto en el PSC sea lo mayor posible, puesto que no dudará en contar de su lado a todos aquellos que se abstengan en la votación de mañana. El interrogante es saber cuántos de los diputados críticos (al menos 5 de los 20 que forman el grupo) van a desoír a la dirección del PSC, que rechaza la petición de competencias sobre referendos.
El grupo socialista en el Parlament celebró ayer una reunión que, al igual que ocurrió en la ejecutiva del PSC, tampoco sirvió para meter en cintura a los díscolos. Su única concesión ha sido no anunciar formalmente su decisión de desmarcarse. Probablemente lo harán hoy.
Joan Ignasi Elena, Marina Geli y Àngel Ros han defendido públicamente la abstención como la opción más conveniente, mientras que Rocío Martínez Sampere y Núria Ventura –compañera de Elena dentro de la corriente Avancem– se han mantenido al margen de los focos. Otro, en cambio, como Xavier Sabaté han irrumpido a favor de la abstención, debilitando todavía más la postura de Pere Navarro.
La dirección del PSC, sin embargo, se resiste a asumir la realidad de la división interna. «Hay 48 horas hasta la votación y estoy seguro que imperará el sentido común y el respeto a la jerarquía que subordina la opinión personal a la decisión que colectivamente toma un partido a través del consejo nacional», dijo el portavoz parlamentario de los socialistas catalanes, el esforzado Maurici Lucena.
Reunir a la bilateral
Para contrarrestar el caos que caracteriza a los socialistas catalanes, Navarro acudirá hoy al Congreso junto a la portavoz del grupo socialista en la Cámara Baja, Soraya Rodríguez, para registrar una proposición no de ley que exija la convocatoria «inmediata y urgente» de la Comisión Bilateral Estado-Generalitat. «No se reúne desde 2011 y es un marco donde muchos de los temas del problema político catalán se deberían poder discutir y eventualmente alcanzar una solución», recordó Lucena.
De esta manera, la dirección del PSC trata de demostrar que existen mecanismos para reconducir la relación entre Gobierno y Generalitat y que no se puede sostener la relación entre ambasa administraciones mediante un diálogo de sordos.
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