“Mea Culpa”

Desde que nacemos, formamos parte de distintos grupos donde crecemos y nos desarrollamos. En nuestra familia de origen y extensa, con nuestro grupo de amigos, en la escuela, en nuestro equipo de fútbol, en el trabajo y cómo no, en el país en el que vivimos. Aprendemos a socializarnos y a comportarnos en contextos colectivos. En cada uno de esos grupos aprendemos a leer las dinámicas internas y patrones de conductas que a menudo repetimos inconscientemente. Cada uno de estos grupos persigue un objetivo concreto con mayor o menor acierto. Nuestra personalidad y creencias sobre el mundo se desarrollan en esos contextos. Sin embargo hay grupos más o menos nutritivos para nuestro crecimiento.

Los entornos nutritivos se basan en tres principios. Primero es importante definir claramente cuál es nuestra Responsabilidad dentro del grupo para contribuir hacia un objetivo común. ¿Qué se espera de nosotros? Por contra, la cultura de la culpa muy arraigada en nuestro país, trata de señalar culpables e imponer castigos. Ante cualquier bache en el camino, la cultura de la responsabilidad ve una oportunidad de aprendizaje y cambio. La resiliencia se convierte en la mejor arma para afrontar el futuro. Cuando somos responsables se genera Confianza. Nadie confía en aquél que te engaña y miente. La honestidad y la transparencia son el único camino para generar confianza. La desconfianza se manifiesta en forma de eso tan español que es la mentira, el caínismo, la envidia y el cinismo. En un contexto responsable y de confianza, tenemos Libertad para poder ser nosotros mismos. Sin miedo a equivocarnos. Lejos de los dogmatismos. Libertad para imaginar una realidad diferente Cuando culpamos de nuestros problemas al otro, cuando la mentira es una práctica habitual y la desconfianza una constante, cuando somos incapaces de buscar nuevas respuestas que nos lleven a afrontar los retos del mañana... tenemos cuatro elecciones en cuatro años.