Embarazo
Toda la vida con una estrecha vigilancia
Poco a poco, el prematuro va avanzando, progresado, a medida que madura su organismo, y esto es lo que marca las diferentes fases a seguir. Ellos son los que marcan el ritmo, quienes determinan si se puede retirar la respiración, si se puede empezar la alimentación con sonda, biberón o pecho a partir de que aprenden a succionar y deglutir...
Poco a poco, el prematuro va avanzando, progresado, a medida que madura su organismo, y esto es lo que marca las diferentes fases a seguir. Ellos son los que marcan el ritmo, quienes determinan si se puede retirar la respiración, si se puede empezar la alimentación con sonda, biberón o pecho a partir de que aprenden a succionar y deglutir... Y cuando todo ello se produce, cuando el prematuro está estable, ha alcanzado en torno a los 2 kilos de peso y no se evidencia ningún problema de relevancia a nivel cardiorespiratorio, llega el momento de irse a casa.
«Hacia la semana 35 o 36, casi todos los prematuros dejan la unidad», apunta la doctora, quien señala que «a partir de ahí hay que normalizar». «Cuando les damos el alta es como su fecha de nacimiento», aunque si bien es cierto que en casa hay que extremar las medidas de higiene. Además, «aquellos que nacieron antes de la semana 32 de gestación tendrán que someterse cada tres o cuatro meses a un seguimiento neurológico neonatal durante los primeros dos años de vida, al margen de las visitas pediátricas rutinarias», comenta la doctora Ana Herranz, quien recuerda que «ser prematuro te acompaña toda la vida».
Aunque en Maternidad se da el alta a los dos años de vida, «durante la maduración del crío hay que ir comprobando si éste adquiere los ítems de desarrollo adecuados». Así, para aquellos prematuros que nacieron antes de la semana 28 se aconseja una estimulación precoz, mediante la cual se trabaja sobre todo la maduración de los órganos motores y los sentidos. Es en este contexto en el que adquiere especial significado la dicotomía entre el concepto de edad cronológica, que se calcula a partir del nacimiento, y el de edad corregida, que es la que tendría el recién nacido si el embarazo se hubiera llevado a término. «En lo que se refiere a la alimentación y vacunación, se tiene en cuenta la edad cronológica del prematuro; en cuanto a lo que respecta al crecimiento y al neurodesarrollo, hay que contar la edad corregida», destaca la pediatra.
Pero no siempre la evolución del prematuro es tan satisfactoria y en ocasiones surgen complicaciones, sobre todo respiratorias, neurológicas o gastrointestinales, porque no hay que olvidar que cuando nacen, el organismo de estos niños no ha alcanzado el zénit de maduración y por lo tanto, esta maduración se produce en el medio extrauterino, que no es el idóneo. Varios factores condicionan la supervivencia y evolución del recién nacido prematuro, principalmente las causas que han provocado la prematuridad del alumbramiento, así como las semanas de gestación y la preparación previa que se haya podido realizar antes del nacimiento para impulsar el desarrollo global fetal e inducir a la maduración del feto mediante el suministro de medicación –corticoides– a la madre.
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