Salud

Trànsit plantea retirar el carnet de conducir a ciertos enfermos

La Razón
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El director del Servei Català de Trànsit, Joan Josep Isern confirmó ayer la intención del Govern de prohibir conducir a alcohólicos, drogadictos y personas que siguen tratamientos para contrarrestar ciertas enfermedades. De hecho, Isern fue un paso más allá y explicó que su propuesta se fundamenta en dos aspectos, por un lado, en el alto porcentaje de accidentes en el que el alcohol, las drogas o los fármacos han estado presentes y, por otro, en una lista sobre la relación de sufrir ciertas enfermedades y el riesgo al volante confeccionada por médicos de atención primaria.

Ha sido, concretamente, la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria la que ha dado el paso y ha elaborado un compendio de patologías que al padecerlas se recomienda fervientemente no conducir. La lista aglutina 18 enfermedades como la epilepsia, la insuficiencia cardíaca de grado tres y cuatro, las diabetes mal controladas, los casos graves de asma o los vértigos. Así, lo propio sería que a una persona que es diagnosticada de una de estas enfermedades, sea el mismo médico quien le prohíba situarse ante el volante. Es, precisamente, lo que quiere proponer el Servei Català de Trànsit en el plan estratégico 2014-2020 para bajar la siniestralidad en las carreteras en un 50 por ciento.

«Nuestra prioridad es la seguridad en las carreteras, ser proactivos y atajar las causas de los accidentes, por eso esta medida es preventiva», señaló Isern. En este sentido, el departamento que lidera busca ampliar complicidades con la conselleria de Salud. El trabajo conjunto se basará en dos aspectos. Por un lado, apelar a los médicos para que, en caso de que una enfermedad «pueda comportar un riesgo grave para la circulación ya que afecta a sus capacidades cognitivas de manera importante», recete al mismo tiempo un tratamiento y dejar de conducir como medida preventiva. Y, por otro, para que este mismo facultativo pueda comunicar de forma ágil y eficiente a las autoridades de tráfico que esa persona no debe conducir, aunque sólo sea de forma temporal. Este punto es el que mayor controversia ha desatado. Pero Isern atajó rápido el conflicto conceptual y explicó que de la misma forma que los sanitarios que otorgan los certificados para la renovación del carné de conducir tienen esa capacidad para decidir si la persona sigue siendo apta o no para conducir, el objetivo es que el resto de la red sanitaria pública pueda comunicar esa falta de aptitud. Eso sí, sin necesidad de especificar cuál es la enfermedad diagnosticada o el tratamiento recetado a la persona no apta.