Danza

Tras los pasos de Béjart

El Festival de Peralada inaugura su 31 edición con un homenaje al genial coreógrafo por parte del Ballet de Lausanne que él fundó

Gil Roman rodeado por el cuerpo de baile de la compañía
Gil Roman rodeado por el cuerpo de baile de la compañíalarazon

El coreógrafo y bailarín Gil Roman tomó las riendas del Béjart Ballet de Lausanne hace diez años, tras el fallecimiento del afamado coreógrafo Maurice Béjart.

El coreógrafo y bailarín Gil Roman tomó las riendas del Béjart Ballet de Lausanne hace diez años, tras el fallecimiento del afamado coreógrafo Maurice Béjart. Atrás quedaba una intensa relación mutua de muchos años, que se veía reflejado en la multitud de cartas que, casi diariamente, Béjart escribía a Roman. «A veces, cuando estoy triste o deprimido, las vuelvo a leer y recobro las fuerzas y las ganas. Eran cartas personales que ahora he querido dar forma para homenajearle», comentó ayer Roman.

Estas cartas son el motor de «Béjart fête Maurice», el nuevo espectáculo del Bejart Ballet de Lausanne que el jueves inaugurará el Festival de Peralada. El espectáculo estará dividido en dos partes. La primera, titulada «t’M et variatons...», es una pieza de nueva creación de Roman en que quiere mostrar todo lo que aprendió de Béjart y cómo marcó el camino para el futuro de la danza clásica. «Las cartas son el motor que me ha llevado a crear esta pieza. Los bailarines se mueven empujados por las sensaciones que sacabas de las palabras y energías de Béjart», señaló Roman.

Antología de un mito

La segunda parte está formada por fragmentos de las grandes obras de Béjart, de solos a pasos a dos al gran formato de obras como «Heliogabale ou l’anarchiste couronné», «Light», «Dibouk», «Hamlet», «Rossiniana» o «Bhakti Bakti III», la pieza más antigua de 1968. Para abrir y cerrar esta segunda parte se verán fragmentos de «1798...et nous», que dio nueva vida a la música de Beethoven, sobre todo su novena sinfonía. «Queríamos homenajear a Béjart mostrando tanto sus grandes creaciones del pasado como el futuro de la compañía, porque el legado del coreógrafo todavía está muy vivo», aseguró Roman.

La simplicidad marca la primera parte del espectáculo,, centrando toda la atención en los bailarines, con dos músicos sobre el escenario. «Quería una pieza libre, que no estuviese encerrada por la música y en donde los bailarines pudiesen improvisar. Es como el jazz, hay elementos fijos que abren espacio para infinidad de variaciones», señaló Roman.

En la segunda parte, se ha buscado grandes piezas de Béjart, pero alejándose de los tópicos. «Quería mostrar como siempre fue un gran coreógrafo clásico y al mismo tiempo también lo fue moderno. Quería que el público viese que fue muchos coreógrafos a la vez», aseguró Román.