París

Un Picasso inédito entre París y Barcelona

Anverso y reverso de las dos páginas inéditas dibujadas por el joven Pablo Picasso
Anverso y reverso de las dos páginas inéditas dibujadas por el joven Pablo Picassolarazon

Josep Palau i Fabre, el mejor estudioso que ha tenido el autor de «Guernica» o «Ciencia y caridad», decía con razón que «Picasso no se acaba nunca». Buena prueba de ello es que todavía aparecen sorpresas, obras desconocidas que nos aportan nuevos datos sobre uno de los creadores que definieron el arte del siglo XX. Ese es el caso de estos dos dibujos, hasta ahora inéditos, que se publican por primera vez junto a estas líneas.

Se trata de una hoja de 31,2 por 19,5 centímetros que en sus dos caras contiene varios dibujos originales de Picasso. La pieza fue descubierta recientemente por el galerista barcelonés Gabriel Pinós, responsable de la Galería Gothsland, quien ha presentado este interesante material en el certamen Feriarte de Madrid. El certificado realizado por Maya Picasso, la hija del maestro, demuestra que probablemente una de las caras fue realizada en Barcelona y la otra en París.

En el lado barcelonés, nos encontramos a una figura principal realizada al carbón y donde se demuestra la maestría como dibujante de Picasso, con un trazo firme y sereno en el momento de construir un personaje de perfil de una gran fuerza. Recuerda a algunas de las ilustraciones que el joven Picasso realizó en 1901 para la publicación madrileña «Arte Joven». También se puede relacionar con algunos dibujos de estudios anatómicos, fechados alrededor de 1900, que se conservan hoy en el Museo Picasso de Barcelona.

La sombra de Balzac

Debajo de esta figura encontramos los apuntes de sendas cabezas. Una de ellas, la más gruesa, tiene cierto parecido con Honoré de Balzac, uno de los escritores favoritos de Picasso, hasta el punto de que muchos años después el pintor ilustraría «La obra maestra desconocida», un texto de la autor francés. Esa libro fue escrito en una finca en la Rue des Grans Agustins, en París, donde posteriormente se instaló Picasso para pintar su «Guernica». Se da el caso que en aquel tiempo, el pintor realizaba en sus libretas de apuntes bocetos de caricaturas de escritores que leía, como Emile Zola.

En el reverso, el que se cree dibujado en París, nos encontramos una buena muestra de lo que era el taller artístico del joven Picasso, aprovechando hasta el mínimo el espacio para plasmar todo tipo de escenas y personajes. Un elegante caballero con chistera surge como principal protagonista en lo que parece que debe ser la entrada de un domicilio. Una cortina corrida nos permite ver a la majestuosa figura de quien tiene aspecto de ser un destacado miembro de la burguesía de la capital francesa,

Abajo nos topamos con una de esas situaciones que tanto le gustaba recrear a Picasso: el cortejo. Un militar parece intentar conquistar a una dama que sonríe ante esas pretensiones. Podría tratarse, como en el caso del personaje principal, de un apunte rápido tomado del natural, lo que es muy común en el Picasso de principios del siglo pasado.

Junto a los dos enamorados, el pintor malagueño dibuja una mujer desnuda, casi como tentación para el soldado que permanece en un segundo término. Otra dama sin ropa, aunque con un trazo algo más complejo.

Como curiosidad, junto a los dos dibujos se acompaña un poema manuscrito dedicado a Picasso y firmado por el escritor Josep Maria López-Picó.