Literatura

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Versos que queman

El dramaturgo Alberto Conejero publica su primer libro de poemas «Si descubres un incendio»

Alberto Conejero es conocido por su obra «La piedra oscura»
Alberto Conejero es conocido por su obra «La piedra oscura»larazon

El dramaturgo Alberto Conejero publica su primer libro de poemas «Si descubres un incendio».

Alberto Conejero se ha convertido en los últimos años en una de las más interesantes voces de la dramaturgia española contemporánea. De ello da buena muestra el éxito que sigue teniendo en los escenarios su obra «La piedra oscura», inspirada en las últimas horas de Rafael Rodríguez Rapún, una de las últimas pasiones amorosas de Federico García Lorca.

Pero Conejero también es un hombre de versos, aunque estos hayan tardado en convertirse en letra impresa. La Bella Varsovia ha editado «Si descubres un incendio», el primer poemario de este autor y donde se descubre como una potente voz lírica a tener en cuenta.

El autor, declaraciones a este diario, admitió que «no observo ninguna diferencia entre mi labor como dramaturgo y mi labor como poeta. Tengo en la poesía mi casa primera que no he abandonado nunca. Llego al teatro a través de la poesía. Lo que pasa es que en la escena puedo dar albergue a esa inquietud, a ese anhelo de poesía en esa casa más grande que es el teatro. Hasta el año pasado no había estallado esa necesidad de salir a la plaza pública con un libro de poemas. De todas formas siento que, en cierto modo, he estado escribiendo poemas en todos estos años, aunque su forma exterior sea la literatura dramática. El mejor teatro ha sido siempre el de los poetas».

Cuando se le cuestiona sobre el yo poético de «Si descubres un incendio» responde que «en el teatro siempre tienes la máscara del personaje. Hay como una entidad interpuesta entre los espectadores y tú que es el personaje. En este caso, aunque no creo que sea un libro confesional, no hay una impostura en la voz. Creo que hay una retirada de la máscara respecto al teatro. Tenía una necesidad de un nosotros más íntimo, un tú y yo. Es un libro que pide cuerpo, la presencia de alguien al otro lado. Por eso no es una voz enmascarada sino que se muestra en su desnudo».

El poeta y dramaturgo no oculta que con este libro también ha tratado de encontrar su propia personalidad lírica, una voz segura con la que poder dirigirse al lector. ¿Y esa voz ha aparecido durante esa búsqueda? Conejero responde que «con este libro no quería hacer un ejercicio de certidumbre sobre mi lugar en la poesía. He escrito sabiendo que hay algo de balbuceo, algo de exploración, de una voz que está buscando un puerto más firme. Lo he escrito al margen de las escuelas y las corrientes. “Si descubres un incendio” era necesario para iniciar la travesía. Es el lanzarse a la aventura de lo poético y en muchos de los poemas he encontrado lugares en los que quiero seguir ahondando, como el misterio de lo cotidiano sin renunciar tampoco a referencias de la literatura más culta».

En el libro tampoco faltan algunos guiños literarios, como los dedicados a María Zambrano o Carlos Bousoño. Pero hay una personalidad literaria que parece planear en algunos poemas y es Jaime Gil de Biedma. «Para mí, junto con Gloria Fuertes, es uno de mis referentes más actuales. Gil de Biedma es una voz que me obsesiona, que me acompaña, a la que siento cada vez más cercana. A veces se me confunde esa voz, pero en distintos cuerpos, que va de Kavafis a Cernuda pasando por Gil de Biedma y que me habla muy de cerca. Este último fue un maestro en buscar el misterio de lo cotidiano. Lo que debería hacer la poesía es un ejercicio de voladura controlada de las apariencias para ver que es lo real. Él fue un maestro en algo que me preocupa mucho que es la búsqueda de la emoción».

El poeta exige a los lectores que se impliquen en sus versos. «En el arte se debe compartir con el espectador o el lector el esfuerzo de la alegría de la creación. Que el lector sea forzosamente otro autor del poema. Deberíamos aspirar a abolir la distancia entre la voz que ha generado el poema y la voz que lo acoge en la lectura», concluye Conejero.