ONU
Agramunt opina que la crisis de los refugiados no se resuelve con un barco
El presidente de la APCE ofreció ayer una conferencia en la Universidad Europea de Valencia
El recientemente nombrado presidente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (APCE), Pedro Agramunt, se pronunció ayer sobre una de las situaciones más delicadas a las que se enfrenta Europa: la crisis de los refugiados. Así pues, durante la conferencia sobre «Los retos de Europa» impartida ayer en la Universidad Europea de Valencia, Agramunt reiteró que la situación «no se resuelve diciendo voy a poner un barco para que vengan todos los que quieran», en referencia a las palabras que la vicepresidenta Mónica Oltra formuló en su día.
Igualmente, declaró que es necesario «tomarse en serio esta cuestión» y poner los medios para organizar la enorme afluencia de refugiados, pues el problema, reiteró, «no se resuelve con una frase bonita o una intención estupenda». «Solo en Turquía hay más de 2,5 millones de refugiados sirios», destacó Agramunt, quien consideró que los europeos deben afrontar esta cuestión de forma solidaria.
Asimismo, indicó que se trata «de conciliar los derechos de los europeos con los derechos humanos y los de estas personas» e inisistió en que eso «no es algo que se pueda simplemente enunciar en una frase bonita y queda resuelto», sino que lleva «un poquitín de tiempo».
El presidente de la APCE señaló que otros de los retos que debe afrontar el Consejo de Europa son el del terrorismo internacional, donde remarcó la necesidad de intensificar la lucha contra el Estado Islámico en países como Libia; los conflictos existentes dentro de Europa, y la entrada en escena de partidos y movimientos populistas de extrema derecha y extrema izquierda.
Este último es el «más importante» para Agramunt, quien alertó del incremento de movimientos que niegan la existencia de Europa, y cuyo propósito es «la desestabilización del territorio, impedir que siga avanzando en su unidad».
En otro orden de cosas, el también senador del PP por Valencia criticó que la política exterior se está convirtiendo cada vez más en una política doméstica, que además, contribuye a la creación de un mundo cada vez más caótico, difuso y complejo.
En este sentido, Agramunt destacó la importancia del Consejo de Europa como «fuerza motora» desde sus orígenes para la reconciliación de los pueblos a través de su papel educador, que permite anteponer la pedagogía a la demagogia. Por ende, también resaltó la figura de los dirigentes políticos que , a su parecer, tienen que llevar a cabo una labor didáctica con la sociedad civil y ayudar a mejorarla.
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