Sociedad
Calor de hogar y no sólo comida para los necesitados
El Colegio Inmaculado Corazón de María de Valencia se atreve a llamar a la puerta de las marcas célebres para que donen algunos de sus productos y también los puedan disfrutar los más desfavorecidos estas navidades.
El colegio Inmaculado Corazón de María de Valencia ofreció el pasado miércoles una comida navideña a unas 250 personas sin recursos en sus instalaciones. La Dirección del centro y la comunidad educativa del mismo, sensibles a los últimos acontecimientos sociales y a las necesidades de las personas más vulnerables, como aquellos que viven en la calle, quiso realizar un gesto humano y de fidelidad al compromiso que mantienen de asistir todos los días a quienes acuden a sus puertas. La directora del centro, la madre Rosa María Balaguer, detalló que reunieron 150 personas más que el año pasado. «Queríamos hacer una actividad en la que no sólo les diéramos un plato de comida, sino calor de hogar y hacer que se sintieran en familia», expresó.
Los padres implicados, al comprobar la felicidad que causaron a todas las personas que acudieron en busca de ayuda, comenzaron a plantearse que ese tipo de apoyo debía ser voluntario, lo cual no incluye ningún tipo de gasto.Fernando tiene dos hijas en el colegio y ejerció
como coordinador del proyecto; estableció relaciones con varias marcas de alimentos para que se ofrecieran a donar los sustentos, lo cual le
llevó meses gestionar. «Fue un proceso que requirió mucho trabajo e ilusión. Les redactamos una carta y les adjuntamos los vídeos del año
pasado de Telecinco y de Cuatro, y más tarde conseguimos que nos contestaran». El problema, según Fernando, es que con respecto al año que viene, no pueden bajar la guardia; no deben igualarse y tampoco ir a menos, por lo que tendrán que ir a más.Tanto la madre Rosa María como Fernando coincidieron en que llegaron antes a pequeñas y medianas empresas que a las multinacionales. Los gerentes de las marcas Makro y Damel fueron algunos de los que se ofrecieron a participar, y no sólo eso, también compartieron mesa con muchas personas sin hogar que pudieron disfrutar de un buen plato. La compañía Damel, experta en chicles y golosinas, acostumbra a colaborar mucho en este tipo de actos. Nosotros intentamos estar siempre con los niños, con el deporte y en este tipo de causas, ya que constituye nuestra forma de retornarle a la sociedad lo que nos brinda», expresó el dueño de la firma. Además, añadió que se quedó perplejo escuchando las historias que le contaron varias personas: «Ni sé quiénes son, ni ellos saben quién soy yo. Somos personas que han compartido sus historias. Aquí hay más de doscientas». Muchos padres acudieron con la intención de mostrarles a sus hijos que aunque a ellos no les falte de nada, hay gente que sí necesita la ayuda de los demás para salir adelante. «Cuando todo ha terminado, después de tanto esfuerzo, se tiene una sensación, una satisfacción, que no se tiene al hacer otro tipo de cosas», dijo Noelia, una de las madres que colaboró con el colegio.Los alumnos también tuvieron la misma reacción que sus padres y se sintieron muy orgullosos de que fuera su colegio el que diera inicio al proyecto.
Cabe decir que la crisis no fue la única culpable de que cientos de personas se reunieran allí con el propósito de pedir auxilio. Los problemas
familiares y las drogas arrastraron incluso a jóvenes, que, sin perder la esperanza, se abrieron paso a una nueva oportunidad conociendo a más compañeros.
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