Valencia

Crecen los usuarios que regresan a Casa Caridad tras meses sin necesitar ayuda

El número de «reincorporados» aumenta un siete por ciento

Los centros de enseñanza de esta entidad no suponen ningún desembolso para las familias. Ni de matrícula, ni de escolarización, ni siquiera de comedor
Los centros de enseñanza de esta entidad no suponen ningún desembolso para las familias. Ni de matrícula, ni de escolarización, ni siquiera de comedorlarazon

Pocos se imaginan en la cola de los servicios sociales y en comedores dirigidos por asociaciones sin ánimo de lucro. Pero ocurre, y durante estos largos años de crisis son cada vez más los que asumen que su futuro puede depender de la solidaridad de otros. Lo que queda fuera de sus sospechas es que, una vez superado lo peor, la vida les aseste un nuevo golpe que les devuelva a la línea de salida. La Casa de la Caridad de Valencia es testigo de ese regreso. Según sus datos, las «reincorporaciones», es decir, las personas que se fueron pero se han visto obligadas a volver, aumentaron un siete por ciento el año pasado respecto a los datos de 2011. Unas cifras que evidencian que, lejos de solucionarse, la crisis económica empeora.

Porque el 85 por ciento de los usuarios de la que se conoce como ONG de los valencianos, se encuentra en edad laboral, pero en un momento en el que un puesto de trabajo se considera un bien escaso. Desde Casa Caridad se intenta poner remedio, «en la medida de lo posible», al drama del desempleo. Es el caso de las 28 mamás de alumnos de las escuelas infantiles que la asociación tiene en Valencia y Torrent y que durante el curso 2011-2012 consiguieron un empleo, «gracias al esfuerzo» de su departamento de Trabajo Social.

Las escuelas, que atienden a 76 niños de entre uno y tres años en riesgo de exclusión social, prestan, además del servicio de cuidado y enseñanza de los menores, una atención personalizada y un seguimiento de cada uno de los casos. Un programa que logró la firma de esos casi treinta contratos -el siete por ciento, indefinidos-, para ocupar cargos en su mayoría como empleadas del hogar, realizando labores de limpieza o de cuidado de mayores.

Sin embargo, las ONG se ven incapaces de asumir una demanda creciente que amenaza con desbordar las previsiones más pesimistas. Así lo constatan también las solicitudes para ingresar en las guarderías de esta entidad y que para este curso sumaron 152, el triple que el número de plazas libres.

Estos dos centros no suponen ningún desembolso para las familias, ni de matrícula, ni de escolarización, ni siquiera de comedor, pañales, uniformes o material escolar. En ellas se trabaja con familias y menores que se encuentran en situaciones o riesgo de exclusión y que tienen dificultades sociales y económicas. «Gracias a este servicio los padres pueden conciliar la vida familiar y laboral o tener tiempo para buscar un empleo».