Economía
El mayor reto de Fomento, invertir 750 millones en seis meses
El ministro Ábalos debe ejecutar unas cuentas que, según los Contratistas, contienen actuaciones inviables
El ministro Ábalos debe ejecutar unas cuentas que, según los Contratistas, contienen actuaciones inviables
El pasado 23 de mayo el PP celebró con aplausos el apoyo que el PNV daba a los Presupuestos Generales de 2018. Luego llegó la moción de censura y el Gobierno que aprobó esas cuentas ya es historia, pero las inversiones para la Comunitat se mantendrán invariables, para bien y para mal.
El ministro de Fomento, José Luis Ábalos, tiene el reto de poner en marcha la inversión de los casi 750 millones de euros asignados a las infraestructuras valencianas. «Tiene que ponerse las pilas», insiste el gerente de la Cámara de Contratistas de la Comunitat Valenciana, Manuel Miñés.
Las prioridades deben ser acelerar las obras que ya están en marcha tanto de carreteras como en el Corredor Mediterráneo y demostrar que apoya «de verdad y en serio» el servicio de trenes de Cercanías. El plan iniciado ya está diseñado y además, consensuado con la Generalitat. Lo desesable, indican desde este organismo, es que a lo previsto se incorporara la prolongación del túnel de Serrería en la ciudad de Valencia.
Sin embargo, las actuaciones que recogen los Presupuestos Generales en materia de infraestructuras para la Comunitat reflejan una serie de incoherencias que la Cámara de Contratistas ha resumido en un documento que ya entregaron al exministro de Fomento, Íñigo de la Serna.
Su redacción, insiste este organismo, refleja trabajos imposibles de ejecutar en lo que queda de año, mientras que no se contemplan ni proyectos ni obras que sí podrían agilizarse en el escaso medio año de vida que le quedan a estas cuentas. Así mismo, echan en falta una «biblioteca de proyectos» que permita iniciar nuevas licitaciones.
En materia de ferrocarril, la Comunitat recibirá 380,8 millones de euros. Una partida que supone un aumento de más del 50 por ciento de lo presupuestado en 2017.
El Corredor Mediterráneo se quedará con 331,6 millones de euros. Solo dos actuaciones, la implantación del ancho internacional entre Valencia y Castellón y entre Castellón y Vandellós, se llevarán casi 90 millones.
Sin embargo, los contratistas aseguran que es materialmente imposible gastarse esa cantidad debido a la necesidad de programar las obras de manera escalonada para no colapsar el tráfico. «Es una imposibilidad real, ¿por qué presupuestan inversiones irrealizables?», preguntan.
Situación similar ocurre en el tramo de La Encina- Xàtiva- Valencia donde se reservan 137 millones. La obra no está adjudicada, por lo que es inviable gastar toda esta cantidad en lo que queda de 2018. Más llamativo resulta todavía el hecho de que se reserven 63,5 millones para un tramo del AVE a Alicante cuya obra ya está finalizada. «Es una falta de rigor».
El análisis realizado por la Cámara de Contratistas ha encontrado también más de una incorrección en el área de carreteras. «Lo ejecutado en el ejercicio 2017 y la programación esperada para 2018 en absoluto coinciden con la realidad». Así ocurre en la A-33 en la Font de la Figuera y en la variante de Sueca.
Así mismo, se recoge la ejecución de dos carreteras, la ampliación de la A-7 entre Crevillent y Orihuela y la de la CV-10 entre Vilanova de Alcolea y La Jana, a pesar de que su construcción se había previsto dentro de un Plan Extraordinario de Inversión.
Acabar con el «cinturón de hierro»
La licitación del canal de acceso a la ciudad de Valencia debería iniciarse en 2018. Solo de esta manera podría comenzarse su construcción a lo largo de 2019. La Cámara de Contratistas recuerda que es la única manera de acabar con el «cinturón» de hierro que divide la ciudad y que daría paso a la continuación del Parque Central.
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