Comunitat Valenciana

Javier Moliner. «Desde el nacionalismo se intenta que el Consell tenga menos voces discrepantes»

Presidente de la Diputación de Castellón, ha marcado su propia línea roja contra la corrupción basada en «lo que está bien y mal» y apuesta por una renovación total del PP

El presidente de la Diputación y del PP de Castellón, durante una entrevista concedida a LA RAZÓN
El presidente de la Diputación y del PP de Castellón, durante una entrevista concedida a LA RAZÓNlarazon

-¿Cómo es la relación de la Diputación (PP) en una provincia donde la capital está en manos de una coalición de izquierdas?

-Está siendo leal y fluida sabiendo que nuestra responsabilidad es hacer las cosas lo mejor posible.

-¿Puede decir lo mismo de la Generalitat?

-Ha habido intromisión por su parte porque se marcó como objetivo político socavar la capacidad de las Diputaciones de prestar sus servicios. Le ofrecí, y mantengo la oferta, (al presidente de la Generalitat, Ximo Puig) trabajo leal y colaboración institucional, pero desde su Gobierno hay cierta obsesión hacia las Diputaciones por el mero hecho de controlarlas públicamente.

-¿La voluntad de reducir las competencias de las Diputaciones sería tan decidida si dos de estos organismos no estuvieran gobernados por el PP?

-He escuchado a Puig decir que las Diputaciones tienen sentido en Extremadura o Andalucía, pero no aquí. La única diferencia es el color político que las gobierna. Desde luego, por lo que se refiere a la atención al mundo rural, esta provincia tiene tanta realidad rural e incluso en algún caso, mucha más que las provincias andaluzas.

-¿Cómo afecta en la práctica el decreto que resta competencias a las Diputaciones en turismo?

-El decreto hablaba de coordinación y eso es lo que hemos hecho hasta ahora. Lo que no es coordinarse es llevar a una mesa de votación donde los de un color político son nueve y los de otro son tres y donde se habla del presupuesto de una Diputación. Eso se llama imponer.

-¿En qué se basa para recurrirlo?

-La Diputación tiene sus competencias reconocida por la Constitución, son claras y se están prestando. Lo curioso es que el PSOE gobernó simultáneamente en el Gobierno, la Generalitat y las Diputaciones y no se les ocurrió quitarles competencias. Sabían que tienen un papel fundamental y que si se suprimieran habría que crear una entidad que hiciera lo mismo y posiblemente tuviera más coste público.

-El último Gobierno del PSPV dejó una ley preparada para «vaciar» las Diputaciones. ¿Por qué no la aprueba ahora?

-El Tribunal Constitución la tumbó. Además ha habido modificaciones de cuatro leyes que la dejan vacía. Por estas razones han acudido al decreto y no al desarrollo reglamentario de la ley, como anunciaron. Buscaron un subterfugio para que el Constitucional no les frene. El PSPV no se atrevió a ponerla en vigor y ahora lo hace por el anhelo nacionalista de sus socios, quienes quieren convertir a la Comunitat en un Estado con voluntad propia. Los contrapoderes provinciales les molestan soberanamente.

-Habla de los socios nacionalistas del Consell. ¿Hay algún interés detrás del anuncio que asumir las competencias de Cultura de las Diputaciones?

-Todo responde a una campaña orquestada para centralizar el poder en el Gobierno autonómico, especialmente donde tenga una visibilidad más alta y sobre aquello que permita generar una línea de programación ideológica que en otros territorios, como en el norte de Castellón, ha conseguido calar durante muchos años. Desde el nacionalismo se intenta que la Generalitat tenga menos voces territoriales discrepantes.

-Castellón llegó a conseguir en la época de bonanza el paro técnico. ¿Se puede volver a esta situación?

-Quizás tuvo un punto de espejismo debido a la burbuja inmobiliaria. Por tanto, lograr aquellas cifras no es fácil desde la economía real, pero estamos en el camino de crear empleo con más estabilidad y calidad. No queremos recuperarlo en base a una burbuja, sino en sectores consolidados. El industrial lo está y el turístico está consiguiendo desestacionalizarse.

-¿Hay proyectos de la época del «boom» que se puedan poner en marcha?

-Por supuesto que sí. Es la provincia que menos desarrollo ha tenido de toda la Comunitat y eso nos permite convertir esa debilidad en una fortaleza porque podemos planificar de forma más sostenible e integrada, más acorde con lo que el turismo internacional exige. No podemos ni queremos competir en cantidad, pero sí en calidad.

-¿Usted hubiese dejado escapar un proyecto como el presentado en la Marina Real de Valencia?

-Sin duda no. Jamás. No estamos en condiciones de rechazar ningún tipo de proyecto que genere empleo, riqueza y dinamismo. Valencia ambicionó ser una ciudad posicionada en el turismo y hoy lo ha logrado y hay que reconocer a los gestores que lo consiguieron. Si volvemos a perchar a L’Albufera podemos ponernos nostálgicos y sacar fotos preciosas, pero difícilmente comeremos de eso.

-¿Qué resultados está obteniendo el aeropuerto de Castellón?

- 2016 lo cerraremos teniendo más aeropuertos españoles por debajo del número de pasajeros que por encima. Esto choca con aquellos que siguen ridiculizando una infraestructura que pudo cometer errores en su gestión, pero que es absolutamente necesaria.

-Todavía hoy se critica. La vicepresidenta Mónica Oltra lo hizo recientemente en Les Corts.

-Ella vive a seis minutos de un aeropuerto, por eso no le hace falta el de Castellón.

-Hay otras infraestructuras que no llegan. El Ave, el Corredor Mediterráneo...

-Afortunadamente hoy tenemos un calendario creíble. Solo el PP ha puesto obras y traviesas. Vemos con ilusión cómo este verano puedan llegar los trenes a Castellón. A parte de eso, es necesario trabajar para vertebrar un corredor a lo largo del Mediterráneo. Esa capacidad la queremos para una comunidad exportadora que lleva siglo y medio vendiendo por el mundo naranjas, cerámica y tecnología. España ha pecado del síndrome de la radialidad.

-Principales demandas al Gobierno central y la Generalitat.

-Acabar el Corredor Mediterráneo y queda pendiente alguna actuación de carreteras en el norte. A la Generalitat solo le pido que nos dejen trabajar y que colaboren con lealtad.

-¿Qué le opinión le merece la concesión del tercer grado a su antecesor, Carlos Fabra?

-Máximo respeto a las resoluciones judiciales.

-Hubo una época en la que el PP de Castellón era el protagonista en corrupción. ¿Qué se ha hecho para cambiar esa imagen?

-Tengo muy claros los principios por los que debo moverme en el ejercicio de la actividad política. No tomo decisiones en base a situaciones judiciales, entiendo lo que está bien y lo que está mal. En el momento que sobre cualquier gestor público aparecen sombras de dudas fundadas por haber podido aprovechar su condición de cargo público para un beneficio personal, conmigo no cabe. No es una cuestión de que te pillen o no.

-Haga un diagnóstico del PPCV.

-Isabel Bonig (presidenta del PPCV) ha marcado un estilo de liderazgo con la voluntad férrea de aplicar un principio de ejemplaridad. Tenemos la posibilidad de recuperar a un electorado que se fue desencantado del proyecto del PP y hoy puede volver a encontrar en él ese espacio de estabilidad que defiende lo que quiere la mayoría de la gente y es que desde la libertad económica, personal, de la educación... se puede construir una sociedad más equilibrada y justa.

-Dice que su éxito fue dejar claro qué actitudes se toleraban y cuáles no. Bonig también lo ha dejado claro, pero no se acatan sus órdenes. ¿Es falta de liderazgo?

-La magnitud del número de personas al que han afectado los últimos acontecimientos hacen que las decisiones cuesten un poco más, pero ella mantiene esa firmeza y tiene todo mi apoyo .

-¿Cree que está suficientemente respaldada por la dirección nacional del PP?

-Han sido reiteradas las ocasiones en las que desde la dirección nacional se ha dado un mensaje en ese sentido. Me consta que va a ser apoyada en todas sus decisiones.

-¿Es la mejor líder para el PPCV?

-Sin duda.

-¿Qué reformas debe acometer el PP para que no se repitan estas situaciones?

-Hace falta limitar mandatos, provocar renovaciones para que la ciudadanía perciba que este es un proyecto vivo en el que quien quiera integrarse puede hacerlo durante un tiempo. Anhelo la permeabilidad de la vida pública a la privada de los países anglosajones.

-Se ha hablado de refundar el PP.

-Se trata de trasladar una imagen de renovación absoluta. Aquí en Castellón lo hemos hecho. Nadie de las doce personas que conforman mi equipo de dirección formaba parte del mismo hace tres años y medio.

-¿Urge un Congreso regional?

-Sí. Debe ser un congreso que lance a la sociedad que aquí hay un partido dispuesto a resolver el entuerto que va a dejar el tripartito en la Generalitat.

-¿Para cuándo entonces?

-El panorama de incertidumbre nacional no está contribuyendo casi nada, pero confío en que cuando se aclare esto se autorice de forma inmediata.

- ¿Un militante, un voto?

-Sin duda. Hay que consultar con los militantes, de una forma lo más vinculante posible, todos los extremos relativos a cuál debe ser el futuro del PP. Estoy seguro de que Isabel Bonig contaría con un apoyo mayoritario y multitudinario.

-¿Es Rajoy el principal obstáculo para alcanzar la gran coalición?

-El principal obstáculo ha sido Pedro Sánchez. Su obsesión por salvar su cabeza frente al ataque de Susana Díaz (presidenta Andalucía) es el que ha llevado a que él no pudiera conformarse con ser vicepresidente de Rajoy.

-Si se pidiese la cabeza de Rajoy para alcanzar esa gran coalición, ¿habría que aceptarlo?

-Esa hipótesis no se ha dado. En el caso de darse alguien la reflexionaría.

-De cara a nuevas elecciones, ¿es Rajoy un valor positivo?

-El PP tiene una cantidad de gente preparadísima para gobernar y cualquiera de esas personas puede encabezar un proyecto. Su solidez no la dan las personas, sino un proyecto político. Este país hoy está donde está gracias a un proyecto liderado por Mariano Rajoy que ha puesto en marcha a un país que los socialistas hundieron hasta el fondo del pozo.

-¿Ha pasado el momento de Rajoy?

-Estamos en una situación en la que todos los elementos se tienen que ir produciendo en el momento que corresponda. El partido tiene capacidad de presentarse con solvencia y capacidad de ofrecer un proyecto sólido basado en personas con reconocida solvencia para gestionar un país.

-¿Cómo ve usted la situación de Rita Barberá?

-Es una situación que no beneficia al partido de una persona que lo ha sido todo, a la que Valencia le debe una gran parte de su crecimiento. Pensando en su capacidad de defenderse de unas acusaciones que parten sobre el principio de la presunción de inocencia, evitaría mucha presión dando un paso al lado.

-¿Qué es un paso al lado?

-No voy a entrar en detalles.