Nueva York
La Casa de Azulejos sigue en pie en Nueva York
NUEVA YORK- Hace un siglo el arquitecto valenciano Rafael Guastavino imprimió para siempre su huella en la emblemática terminal Grand Central de Nueva York, pero también en la mucho más desconocida Casa de los Azulejos, que ahora habita uno de los candidatos a alcalde de la ciudad, quien salvó de la demolición esta joya arquitectónica al comprarla por 1,2 millones de dólares en 2010, permitiendo así que la emblemática edificación pudiera llegar a su centenario.
John Ochsendorf, académico del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), es el autor de un libro que relata la vida y obra de Rafael Guastavino Moreno y su hijo, Rafael Guastavino Expósito, dos arquitectos españoles que revolucionaron la construcción en EE UU a finales del siglo XIX.
Guastavino padre se hizo famoso gracias a sus bóvedas tabicadas, con las que renovó la «bóveda catalana». La clave de su éxito fue la incombustibilidad del ladrillo y los azulejos, que aplicó en muchos edificios de Estados Unidos, donde todavía no se habían recuperado del trauma del incendio que arrasó Chicago diez años antes.
Guastavino hijo, aprendió esta técnica de su padre y a los 19 años ya tenía cuatro patentes de bóvedas en EEUU, que se usaron en emblemáticos edificios públicos en todo el país.
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