Valencia

La solidaridad no duele

Los expertos lamentan que las cifras de donantes de médula sigan siendo bajas pese a que los nuevos métodos de extracción son apenas molestos

La solidaridad no duele
La solidaridad no duelelarazon

VALENCIA- «Me llamo Mateo y tengo dos meses. Puede que mi nombre no te diga nada, pero mi historia es la historia de muchos niños. Y todos necesitamos tu ayuda». El caso de Mateo se puede leer en la página web (www.medulaparamateo.com) que sus padres han creado para motivar a potenciales donantes de médula, una llamada que ha traspasado fronteras y puesto en marcha una solidaridad con aspiraciones de perpetuidad. Sin embargo, el número de altruistas son aún insuficientes, reticencia que viene marcada, según la mayoría de los expertos, por el desconocimiento del proceso de donación.

Actualmente en España se realizan cada año 100.000 donaciones de este tipo, pero el objetivo a medio plazo es duplicar esa cifra. «Se podría donar más de lo que se dona, pero no se hace por desconocimiento y pereza», lamenta al respecto el especialista de hematología y responsable de la Unidad de Aféresis del Hospital La Fe de Valencia, Federico Moscardó. Porque donar médula ya no es un proceso doloroso. «Lo hemos explicado siempre mal. Lo más importante es la información, y a grandes dosis. Contar lo que es y no cosas raras». Quien pide esto es el director del Centro de Transfusiones de la Comunitat Valenciana, Roberto J. Roig, quien recuerda que se trata de un compromiso con el receptor, «aunque éste sea anónimo».

El proceso no resulta complicado. Si se tienen entre 18 y 55 años y no se han padecido enfermedades infecto-contagiosas, lo primero que hay que hacer es acudir al Centro de Transfusiones a fin de inscribirse en el registro de donantes de progenitores hematopoyéticos (médula ósea). Allí se lleva a cabo un análisis de sangre del futuro donante para que quede recogido su tipo de HLA (nivel de compatibilidad). Estos datos se pasan a la red Redmo y a un Registro Mundial de Donantes Voluntarios. De este modo, en el momento en el que surge un receptor compatible con el donante, se vuelven a poner en contacto con el voluntario para hacer un reconocimiento médico y proceder a la extracción de la médula.

Actualmente, la técnica de extracción de células madre mediante una punción en la parte posterior de la cadera (crestas ilíacas) para extraer pequeños trozos de médula ósea a través de un catéter está prácticamente en desuso. Este procedimiento se realizaba en quirófano con anestesia general en la mayor parte de los casos y el donante debía permanecer ingresado en el centro hospitalario. Era además, bastante doloroso.

Cuatro horas y a casa

Sin embargo, la técnica actual permite extraer suficiente cantidad de células madre directamente del torrente sanguíneo del donante gracias a la administración de un fármaco –factor de crecimiento-, por lo que se simplifica notablemente todo el proceso y resulta mucho más cómodo para el donante. Así, este recibe durante cuatro días previos a la extracción la medicación con factor de crecimiento para estimular la producción de células madre. Este fármaco se aplica mediante inyección subcutánea, por lo que puede administrárselo el propio donante en su domicilio sin necesidad de acudir al centro sanitario.

La extracción de las células madre se realiza extrayendo sangre al donante, que pasa por una máquina que centrifuga los componentes sanguíneos y retiene las células madres, devolviendo al paciente el resto. Este proceso puede durar unas cuatro horas y, una vez finalizado, el donante puede regresar a su domicilio. Finalmente, las células madre obtenidas se transfunden al paciente receptor, ajustando la dosis a su peso y necesidades, para tratar diversas enfermedades como leucemias, linfomas, enfermedades hereditarias e inmunodeficiencias.

«Yo soy Mateo y ésta es mi historia. Pero podría llamarme Juan o Isabel o Pedro, o Luís o Sonia, porque muchas personas como yo esperan un donante cada día para seguir con su vida. Puede que hayas tenido la suerte de no conocer de cerca ningún caso. Pero ya conoces el mío».