Sanidad

Los tabúes sobre la disfunción eréctil frenan las consultas médicas

La Razón
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Más de 300.000 valencianos de entre 25 y 70 años -de un total de 1,6 millones- sufren disfunción eréctil (DE). Sin embargo, sólo uno de cada cuatro está diagnosticado. Las reticencias a la hora de admitir esta dolencia no ayudan a ponerle remedio, y ello a pesar de que se trata de un síntoma centinela que alerta de otras enfermedades, pues está relacionada con trastornos afectivos -está significativamente asociada con depresión- patologías metabólicas y, en menor medida, con enfermedades cardiovasculares, problemas de próstata y déficit de testosterona. Así lo asegura el estudio de la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva (Asesa) que ayer se presentó en Valencia y en el que los médicos encuestados denunciaban que no se le concede suficiente importancia.

No todos los pacientes tienen la misma actitud hacia la DE ni hablan abiertamente de ella, por lo que es vital que el médico aborde el tema, ya que el hombre, en general, agradece que sea éste quien inicie la conversación. «La DE es aún para muchos valencianos un tema tabú».

Se trata de «un problema muy importante» para el varón, que le lleva a evitar relaciones sexuales por «miedo a fallar» y a sentirse culpable por no poder satisfacer a su pareja, que según los datos suele ser la primera en detectar el problema, aunque en raras ocasiones -en el 18 por ciento de los casos- le acompañan a la consulta del médico. Con todo, desde que experimenta el primer síntoma, hasta que decide poner remedio al problema, han pasado casi dos años.

Con respecto a los tratamientos, el hombre espera que la respuesta al mismo sea rápida y volver a tener el mismo rendimiento sexual que antes. De hecho, aunque el proceso de cura aumenta su autoestima y calidad de vida, los pacientes lo abandonan si no obtienen efecto inmediato.

Finalmente, cuando se ponen en manos de los especialistas, los afectados tienen, además, otras preocupaciones, como el precio del tratamiento, los posibles efectos adversos y las complicaciones cardiovasculares, en orden de importancia.

Pero los afectados no son los únicos que se desvelan por la disfunción eréctil. Las empresas farmacéuticas llevan años tratando de frenar las imitaciones de las pastillas que se recetan y su tráfico ilegal, especialmente a través de la venta por internet. En este sentido, la multinacional biomédica Pfizer modificó recientemente el embalaje de su medicamento para la disfunción eréctil con el objetivo de que se pueda distinguir más fácilmente entre los auténticos comprimidos y las falsificaciones.