Política

Sanidad

Médicos de Burjassot a la carrera

El equipo de Atención Continuada, obligado a conducir para asistir las urgencias. Denuncian el riesgo que corren los facultativos y el incremento de los tiempos de respuesta

Médicos de Burjassot a la carrera
Médicos de Burjassot a la carreralarazon

El equipo de Atención Continuada, obligado a conducir para asistir las urgencias. Denuncian el riesgo que corren los facultativos y el incremento de los tiempos de respuesta

Correr dos minutos como si fuera la recta final de una maratón o montar en patinete cargada con la mochila de primeros auxilios son algunas de las cosas que han tenido que hacer las integrantes del equipo médico de Atención Continuada del Centro de Salud Burjassot II (Valencia). Desde que el pasado mes de agosto la Conselleria de Sanidad les retirara el servicio de ambulancia, las cinco médicas que forman el grupo han hecho lo posible y lo imposible por acudir cuanto antes (y en condiciones) a las llamadas de urgencias.

«Primero nos quitaron las ambulancias; luego conseguimos que el Ayuntamiento nos cediera un vehículo (un 'renting' durante seis meses); y finalmente, la Conselleria nos ha prestado un coche rotulado», cuenta Marichel Larrocha, una de las galenas afectadas. El problema no es el vehículo en sí, sino quién lo conduce, que en este caso son las propias doctoras.

«Cuando recibimos una llamada le explicamos al paciente que puede ser que tardemos un poco; que tenemos que coger el coche; buscar la calle y aparcar. Y ello sin saltarnos ningún semáforo o stop y sin correr demasiado. La mayoría de los vecinos lo entienden porque ya conocen nuestra situación, pero otros no son tan comprensivos. A mí me han venido a buscar los familiares en coche, pero subirse al coche de un desconocido es un riesgo añadido que no deberíamos asumir», critica.

Hasta hace ocho meses, para realizar este tipo de asistencias, el equipo médico utilizaba ambulancias tipo TNA (Transporte No Asistido con conductor) que les desplazaba hasta el lugar de la urgencia, con lo que les era más fácil llegar a tiempo. En él llevaban el material portátil, el oxígeno y, además, se podía trasladar a los pacientes al hospital si era necesario.

«El tiempo de respuesta se ve afectado. La calidad no, afortunadamente y de momento, pero gracias a los facultativos. Pero, ¿quién nos cuida a nosotras?», se pregunta otras de las médicas que ha tenido que correr (literalmente) para asistir a un paciente grave.

El equipo de MAC de Burjassot II también denuncia que no disponen de aparataje actualizado, que los aparatos de ECG dan fallos de interpretación y que no cuentan con un desfibrilador como corresponde a un servicio de urgencias. «El material en ocasiones es escaso, antiguo e incluso dejan de dispensarnos medicación básica. Todo ello sin acceso a los almacenes de dicho material para reponer en caso de falta».

Asimismo, critican el volumen de pacientes, que en época invernal puede llegar a 200 al día. Burjassot, (37.000 habitantes), tiene un gran número de ancianos, lo que provoca una media de diez avisos a domicilio más o menos por guardia.

«Precarias condiciones»

-Falta de lugares para descansar durante las guardias.

-Puertas, paredes y muebles viejos, de segunda mano y rotos.

-Humedades en techos y paredes.

-Agujeros en puertas y techos tapados con periódicos, radiografías y papeles viejos.

-Grietas en puertas, paredes y muebles.

-Suciedad.

-Falta de espacio para el material de curas y para atender a los pacientes adecuadamente.

-Camas y aparatos para atender a las personas rotos y viejos.

-Falta de medidas de seguridad del personal facultativo.

-Frigoríficos y taquillas personales tapando puertas y accesos básicos.

-Almacén general y cuarto de la limpieza situados en el sótano, en condiciones de falta de higiene mínima.

-Sótano completamente destrozado, con acumulación de basura y máquinas de radiología sucias y estropeadas.

El trabajo de un MAC

Los Médicos de Atención Continuada (MAC) trabajan en turno fijo cada tres o cuatro días sin estar exentos ni domingos. También trabajan tres fines de semana al mes y descansan uno. Suelen atender desde urgencias básicas hasta vitales (en el propio centro, en la vía pública, en domicilios...), pasando por valoración de detenidos, violencia de género, urgencias pediátricas, atención a universitarios, centro de menores o de discapacitados graves, entre otras labores.