Violencia de género
Médicos de familia contra la indefensión aprendida
Los profesionales de la sanidad abren los ojos para detectar los casos de mujeres que han normalizado los malos tratos
«¿Qué tal en casa?». La pregunta no es inocente, tiene como objetivo conocer si la mujer que se sienta al otro lado de la mesa es víctima de malos tratos. Dolores Alfonso la ha hecho tantas veces que conoce a la perfección el momento idóneo y el tono que debe emplear para que la paciente admita su calvario.
En la mayoría de los casos se trata, según cuenta la coordinadora del centro de salud de Manises y experta en temas de violencia machista, de mujeres que sobrepasan los sesenta años de edad y que han aprendido a no quejarse. «Piensan: ‘¿para qué voy a defenderme si es lo que me toca por ser mujer’?».
La indefensión aprendida, explica, tiene su origen en una cultura errónea con bases machistas que las lleva a callar durante años ante los actos violentos de sus maridos y parejas.
Angustia, miedo, ansiedad...
El médico de familia es el primer peldaño de una empinada escalera que conduce a una nueva vida sin golpes e insultos, de ahí la importancia en los detalles. «Debemos tener los ojos muy abiertos. Suelen ser pacientes de toda la vida que acuden a la consulta con síntomas no orgánicos, es decir, con ansiedad, insomnio, angustia... pero notas algo, las ves, a veces, aterrorizadas, pero no puedes preguntarles a bocajarro, se necesita guante blanco, así que te interesas por su día a día y vas indagando, hasta que ves que se van abriendo y les preguntas: ‘¿Qué tal en casa?’ ‘¿Su marido la ha insultado últimamente?’ Tienes que ganártelas, darles tiempo para que se expresen. Nunca debemos hacerlas sentir culpables ni dudar de su relato. Hay que ayudarlas a pensar y alertarlas del riesgo en que se encuentran».
Muchas veces ni ellas mismas son conscientes de que son víctimas de malos tratos, en especial cuando se trata de violencia psicológica, «porque tienen asumido ese rol, aquel que les dijo que ‘la mujer, en casa y con la pata quebrada’», así que normalizan lo que, en absoluto es normal. «¡Si me ha pegado toda la vida!», así que solo denuncian cuando el maltrato es evidente.
Si te pega no te quiere
¿Qué hacer? «La educación y la concienciación son fundamentales. Existe una preponderancia de lo masculino sobre lo femenino y el machismo hace mucho daño. La educación debe marcar la diferencia, en especial de los más jóvenes, pues aún hay quien interpreta los celos o el control como amor. «Desgraciadamente, la creencia de que si te pega es porque te quiere sigue aún vigente».
Alfonso añade que este cambio debe ir de la mano de nuevas políticas que apoyen social y económicamente a las mujeres, pues existe un maltrato económico que impide a una mujer dejar al que es su único sustento.
Médicos de familia, sexólogos, trabajadores sociales, fiscales y agentes de la policía judicial luchan contra una lacra que cada año deja en España más de cincuenta víctimas mortales. Con este fin, explica la especialista, se celebró recientemente una jornada en el Hospital Manises, donde se aunaron esfuerzos para que no se «escapen casos» y puedan poner a salvo a la mujer maltratada.
Los cuartos en violencia machista
Hay «rankings» en los que es mejor no aparecer. El de la violencia machista es uno de ellos, pero la realidad de los datos coloca a la valenciana en la cuarta posición de regiones con más casos de asesinatos a manos de la pareja
La tasa en la Comunitat Valenciana fue el año pasado de 64,5 víctimas por cada 10.000 mujeres, más de diez puntos por encima de media nacional, que se sitúa en 52.
La diferencia entre provincias es significativa, siendo Valencia la que más casos registró, seguida de Alicante y Castellón, según los datos que maneja el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV).
En total, 16.258 mujeres aparecen como víctimas de violencia machista en las 17.394 denuncias presentadas el año pasado en los juzgados valencianos.
La estadística refleja, además, que el 70 por ciento de los 2.700 hombres que fueron a juicio por este motivo, fueron finalmente condenados.
A los expertos también les preocupa los 32 menores que fueron enjuiciados por malos tratos a la mujer, lo que demuestra que la violencia de género no entiende de edades.
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