Objetivo: sacar rentabilidad de las 1.296.000 hectáreas de monte

El Plan de Acción Territorial Forestal (Patfor ) tiene como objetivo conjugar la rentabilidad económica del monte con su conservación. La Generalitat ha elaborado este documento con la intención de asegurar la preservación de los bosques otorgándoles un valor económico. El primer objetivo es que a finales de este año 100.000 hectáreas de monte, de las 1.296.000 que conforman el territorio forestal, estén ordenadas para conocer las oportunidades que presenta.

Así lo aseguró ayer el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, que asistió en Enguera a la presentación de este plan. Defendió que no se puede desaprovechar, y menos en estos momentos, las posibilidades que puede generar todo este territorio, por lo que se mostró convencido de que ayudará a crear empleo y futuro para los ciudadanos.

Para conseguirlo, Fabra incidió en que es necesario ir de la mano Administraciones y propietarios para crear un marco que aúne la rentabilidad económica con la necesidad de conservar los montes.

La energía de la madera

Este plan territorial contempla al sector forestal como parte fundamental del desarrollo rural, junto a la agricultura. Además, una de las novedades, es la apuesta por la gestión de los residuos forestales para obtener biomasa forestal, un recurso que revitalizará las zonas de interior de la Comunitat. Los montes pueden proporcionar 6.000 toneladas al año de biomasa con la que obtener hasta 500 kilowatios de energía renovable y electricidad.

Esta materia orgánica, utilizable como fuente de energía, permite a la iniciativa pública o privada crear puestos de trabajo, limpiar los montes y proteger los ecosistemas forestales frente a los incendios.

Cabe destacar también que este plan, que dividirá la Comunitat en 12 zonas en función de las posibilidades de aprovechamiento de la biomasa, establece un mecanismo legislativo mucho más simplificado, así como el pago por servicios medioambientales.

Otra de las principales novedades del Patfor es que hace más flexible la agricultura. Se podrán sembrar especies forestales en terrenos considerados agrícolas, unos suelos que a su vez no perderán esta calificación con tanta facilidad como ocurría hasta ahora. Deberá constatarse que el 30 por ciento de los mismos alberga especies leñosas. Así, se quiere despenalizar el abandono de los cultivos.