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Valencia

Pueblos de Los Serranos ofrecen sus montes al pastoreo para limpiarlos

Concluye con éxito la experiencia piloto de limpieza de cañas con los equinos

Los caballos mantienen las sendas abiertas y el monte limpio
Los caballos mantienen las sendas abiertas y el monte limpiolarazon

El proyecto desarrollado por Vaersa en la comarca de Los Serranos consistente en el control de la biomasa (en este caso, de las cañas de ribera) mediante el pastoreo de caballo ha acabado con éxito.

Financiado por Red Eléctrica Española, el proyecto consistió en la introducción de ganado equino «salvaje» en las riberas del Turia a su paso por el término municipal de Calles para controlar el crecimiento de las cañas en los márgenes. Se estableció una parcela piloto de 30 hectáreas de las que seis estaban colonizadas por cañares, para determinar la velocidad de desbroce y la carga ganadera necesaria. Inicialmente se pensó en introducir 60 caballos durante 90 días, pero esta proporción se redujo porque a los 75 días se vio que los caballos perdían peso y comenzaban a afectar a la vegetación de ribera.

Es decir, su eficacia había sido mayor a la prevista.

La comunidad de cañar quedó muy afectada tanto por la propia ingesta de los equinos como por el pisoteo de los cascos al desplazarse en los cañares para alcanzar los mejores brotes.

La reducción se cifra en un sesenta por ciento, lo que supone que los cañaverales entrarían en regresión, tal y como explicó Miguel Estéfano, ingeniero técnico provincial del Plan de vigilancia frente a Incendios Forestales de Valencia, que ha estado al frente del proyecto de control de biomasa mediante trashumancia.

Estéfano aclaróp que el proyecto surgió a raíz de la observación de un descansadero de ganado en Chulilla donde se observó que la comunidad de cañas estaba muy resentida.

Pero hay más pueblos interesados en esta forma natural de control de biomasa, que no solo han de ser cañas, y que supone una limpieza respetuosa de cauces y montes, lo que necesariamente reduce el riesgo de incendio. Loriguilla y Artag también están entre ellos. «Todos echan de menos el ganado porque es empleo rural y es una forma económica y ecológica de limpiar el monte. Y así se va sumando gente».

Cabe recordar que la caña es una especie invasora procedente de Asia y que ya vive siglos con nosotros.

La proliferación de cañares es negativa para el ecosistema, si bien, la múltiples utilidades que las mismas han tenido a los largo de los siglos las han hecho imprescindibles en la agricultura y en la construcción rural. Ahora, absolutamente en desuso, su crecimiento salvaje resulta muy perjudicial para el medio ambiente.

Los cañares trasforman el amonio de los ríos en amoniaco por la putrefacción de sus troncos, lo que empeora la calidad del agua haciendo que las especies salmónidas como la trucha o el salmón sea sustituidas por otras de menor valor piscícola.

Además, el consumo de agua de esta planta es impresionante. Se calcula que la comunidad de cañas sobre la que se ha realizado la experiencia consumía al año lo mismo que una localidad de trescientos habitantes.

La caña también sustituye la vegetación de ribera autóctona que no puede crecer donde proliferan los cañizares. Además, la caña arde muy bien y sirve para propagar los incendios, como el ocurrido el pasado verano en la localidad de Calles que se extendió hasta Chelva precisamente a través de las riberas del río.

El principal problema para la extensión de esta práctica es la desaparición del ganado. De hecho, los caballos que ha desarrollado este proyecto son la única cabaña ganadera trashumante que queda en España, y vienen de Teruel. Otras cabañas ganaderas siguen realizando trashumancia en los Pirineos principalmente por cambio de altura.

Las ventajas del pastoreo son tantas que los pueblos anhelan recuperar los rebaños.