Sucesos

65.000 euros de botín y el BMW del empleado

Tres bancos sufrieron ayer atracos a punta de pistola

La sucursal de La Caixa, en la avenida Castilla de Coslada, fue una de las oficinas bancarias asaltadas en apenas dos horas
La sucursal de La Caixa, en la avenida Castilla de Coslada, fue una de las oficinas bancarias asaltadas en apenas dos horaslarazon

La oleada de atracos a sucursales bancarias sigue subiendo en Madrid. En menos de dos horas, casi 70.000 euros desaparecieron de tres entidades distintas a manos de individuos provistos de armas de fuego. El primero tuvo lugar a las 7:40 horas de la mañana en una sucursal de La Caixa de Coslada. Fue sin duda el más fructífero para el delincuente y no sólo por el botín sustraído. Un individuo de unos 35 años, español, de aproximadamente 1,80 metros de altura y complexión fuerte, según la descripción del empleado atracado, esperaba la llegada de los trabajadores a la entidad rondando la zona, por la avenida de Castilla de la localidad. El empleado denunció que, ya en la puerta, el hombre se le acercó y le dijo «entra dentro y abre la caja fuerte» mostrándole una pistola, posiblemente de fogueo. Al temer por su vida, el trabajador le obedeció. Entraron dentro, él abrió la caja fuerte y le dio los 43.000 euros que había en su interior, así como otros 22.000 dispuestos en el cajero automático. No contento con ello, el asaltante le exigió al empleado su teléfono móvil y, además, se llevó su vehículo particular: un BMW modelo 320 al que ya habría echado el ojo al verle llegar a su puesto de trabajo. En total, 65.000 euros en efectivo y un vehículo de alta gama. El Grupo XIII de la Brigada Provincial de Policía Judicial se ha hecho cargo de la investigación, que ha comenzado con el visionado de las imágenes captadas por las cámaras exteriores de la sucursal. Apenas media hora más tarde, otra sucursal bancaria era atracada, aunque en esta ocasión el botín fue bastante más pobre. La entidad elegida fue la sucursal de Kutxa situada en el número 2 de la avenida Europa de Fuenlabrada. La descripción de los testigos también fue escueta: aproximadamente la misma edad que el anterior y vestía cazadora de pana marrón y gorro negro de lana. Esta vez las formas fueron algo más discretas, ya que el banco se encontraba abierto al público y el delincuente no querría causar una alarma que pudiera dar al traste con su plan y que alguien pudiera llamar a la Policía. Se acercó al mostrador y enseñó al empleado un papel en el que le advertía del atraco y de la cantidad requerida: 6.000 euros. En la nota, al parecer, también advertía de que iba armado aunque los testigos no llegaron a ver en ningún momento el arma. Finalmente, el caco tuvo que conformarse con 1.800 euros.

El susto que se llevaron los empleados del tercer banco atracado ayer fue algo mayor. De nuevo, un individuo «camuflado» con capucha y gafas irrumpía en una sucursal bancaria. En esta ocasión fue en Madrid capital, en la Caja Laboral de la calle Alcalá, 316. El individuo portaba también un arma de fuego, con la que intimidó a un empleado de la entidad. Consiguió 2.800 euros y huyó lo más rápido que pudo. El Grupo XII investiga lo ocurrido, según confirmó ayer una portavoz de la Jefatura Superior de Policía de Madrid. En total, las cantidades obtenidas suman 69.600 euros.

Bajas psicológicas

Y es que ser empleado de banca es ahora, más que nunca, una profesión de riesgo en Madrid. La oleada de atracos a sucursales bancarias que está sufriendo la región preocupa tanto a la Policía como a los propios trabajadores de las entidades de barrio porque, en muchas ocasiones, las víctimas del robo sufren bajas psicológicas. El tema afecta, por extensión, al resto de compañeros que soportan mayor carga de trabajo, según explican desde una entidad bancaria víctima de atraco a mediados del pasado año.