Comunidad de Madrid

«Aguirre no está. El vacío de poder es absoluto»

La presidenta del PP no ha comparecido en la mayor crisis del partido con ella al frente. Sin González, Figar, Victoria o Lasquetty, a la líder no le quedan escuderos

González y Figar, escuderos de Aguirre, dejan sus cargos en el PP
González y Figar, escuderos de Aguirre, dejan sus cargos en el PPlarazon

¿Recuerdan cuando Esperanza Aguirre se adelantaba incluso a las imputaciones y con sólo saber que alguno de los suyos estaba siendo investigado lo echaba del partido? Si por algo se ha caracterizado la presidenta del PP de Madrid en estos once años de liderazgo indiscutible ha sido por «sacrificar» a todo el que pudiera manchar el nombre de su partido o su gobierno (lo demostró con «Gürtel» y en el inicio de «Púnica») y por dar la cara. Cuando era presidenta de la Comunidad lo hacía a diario y cuando dejó el cargo, en septiembre de 2012, siguió haciéndolo desde la primera planta de Génova. Reunía a su comité de dirección y posteriormente se enfrentaba a las preguntas de la Prensa.

Lo hizo la semana pasada. Volvió a marcar el paso en el PP al ser la primera en ofrecerse públicamente a PSOE y Ciudadanos para evitar un gobierno de Ahora Madrid en el Ayuntamiento. Aseguró que ella no sería el obstáculo para llegar a dicho pacto. Lo que no sabía es que donde sí iba a ser un escollo es en el pacto para que Ciudadanos apoye a Cristina Cifuentes y pueda gobernar en la Comunidad de Madrid. Aguirre, que hasta las elecciones era la «candidata del PP que mejores resultados podía lograr para la alcaldía», que miraba a Cifuentes y sólo veía a alguien que iba a su «rebufo», que le iba a restar apoyos, ha visto cómo la ex delegada del Gobierno no sólo le ha pasado por delante sino que es ella la que se ha convertido en su lastre.

Desde que el martes el juez Eloy Velasco imputara a dos destacados miembros del comité de dirección del PP de Madrid y consejeros de su Gobierno autonómico, Aguirre «ha desaparecido», explican desde dentro. Acudió a una reunión el martes por la tarde en Génova de dirigentes autonómicos, cuando las imputaciones ya estaban sobre la mesa, pero, contrariamente a su habitual política de apartar a los señalados por la Justicia, no realizó ningún movimiento.

Así se lo reprochó Ciudadanos a Cifuentes el miércoles: «24 horas después no ha habido ningún movimiento». El líder regional de la formación naranja, Ignacio Aguado, no pudo meter más el dedo en la llaga del PP de Madrid al recriminar a Cifuentes que ella no tuviera el poder necesario en el PP para garantizar el cumplimiento del punto 1 de su pacto: «Separación inmediata de cualquier cargo público que haya sido imputado por delitos de corrupción política hasta la resolución completa del procedimiento judicial».

Cifuentes no tiene, al menos por el momento, suficiente cargo en el PP de Madrid como para pedir la salida de dos pesos pesados del equipo de Aguirre. Desde dentro se asegura que «ha tenido que haber llamada a Aguirre desde Génova para que las imputaciones dejaran de ser un problema». Explican fuentes del partido, que, además de la «amarga victoria» de Aguirre el 24-M que no se hará derrota hasta día 13, cuando previsiblemente Manuela Carmena sea la alcaldesa de Madrid, uno de los problemas de esta crisis es que «Aguirre está sola. Sus principales escuderos: Ignacio González, Javier Fernández-Lasquetty y ahora Lucía Figar, no están. Nadie le asesora. En Génova no hay nadie». No sólo no están sino que todos ellos ya han anunciado, unos antes –como Lasquetty, el pasado mes de diciembre– y otros después, que menos el carné de afiliado dejan sus cargos en el PP. Todos abandonarán la política y aunque ninguno lo ha hecho formalmente, afirman que lo harán «cuando toque». La gran pregunta para la que nadie, a nivel regional, da respuesta.

Con «la jefa de puente» este fin de semana la sensación de «desorientación» se ha acrecentado. Sólo el hecho de que desde a nivel regional del partido critiquen el «abandono» de los últimos días es toda una señal en el PP de Madrid, que más que «populares» son «aguirristas». «Estamos perdidos, no hay ninguna directriz a nivel territorial», señalan algunos barones locales salientes y otros con capacidad de negociación para continuar en sus ayuntamientos. «La orden es que cada comité local negocie de forma independiente con quien tenga opciones de gobernar, pero eso es una cosa y otra es abandonarnos a las negociaciones sin ninguna orientación». «Si alguien no toma pronto las riendas esto se va al garete», sentencian.

El listón del 97,2%

El relevo de Aguirre al frente del PP de Madrid puede ser una de las empresas más difíciles a las que se enfrentará Génova en los próximos meses. La dirección nacional llevaba años deseando su salida, sobre todo desde que Aguirre salió del Gobierno regional en 2012 para convertirse, ya sin ninguna atadura, en el «azote» del Gobierno de Rajoy. Muchos vieron su designación como candidata a la alcaldía una maniobra de Génova para quitársela de en medio: si ganaba mantenía la alcaldía y, además, saldría del PP por su propio paso; si perdía sería la excusa de Génova para renovarla. El reto ahora es enorme: a nadie se le olvida que aunque su liderazgo se tambalea, pocas veces se consiguen tantos apoyos como los que tuvo ella en su última reelección.