Flamenco

Alfonso de Figueroa, duque de Tovar disertó sobre «Evocación del Madrid de los años cincuenta»

De izda a drcha: Don Javier Riaño, miembro de la Junta Directiva; el conferenciarte, duque de Tovar (en el centro) y don Pedro López Arriba, presidente del Centro Riojano, presentado al conferenciante.
De izda a drcha: Don Javier Riaño, miembro de la Junta Directiva; el conferenciarte, duque de Tovar (en el centro) y don Pedro López Arriba, presidente del Centro Riojano, presentado al conferenciante.larazon

Alfonso de Figueroa, duque de Tovar, ofreció una brillante conferencia titulada «Evocación del Madrid de los años cincuenta» el pasado seis de mayo en el Centro Riojano de esta capital, la misma que se desarrolló ante un auditorio de lo más florido de la aristocracia y la sociedad española, el conferenciante recreó los palacetes de la Castellana que según Tovar nunca pudieron compararse con los de Roma y que fueron desapareciendo paulatinamente en esta ciudad cómoda que es Madrid.

En este bello panorama de afecto a Madrid y lo madrileño se recordaron los restaurantes, los locales de ocio, los salones de baile de la alta y baja alcurnia, los tontodromos donde se lucían las muchachas de la época todas de acrisolada virtud, las tertulias del Café Comercial, del Café Gijón y la de los salones de la Calle del Sacramento de Aurora Valcárcel donde se daban cita los hombres de cultura que las animaron, como Foxa, Marañón, Ortega y Gasset, Santofloro, Camilo José Cela y Julián Marías.

En la rica vida cultural se citó al Teatro Fontalba y al Palacio de la Música donde se celebraban los conciertos y desfilaron directores de la talla de Ataulfo Argenta, Furtwangler y Von Karajan. En la vida canalla se recrearon los prostíbulos de alto copete y los mas ínfimos, así como las elegantísimas damas que frecuentaban el Hotel Palace y cambiando de registro se ascendió por la escala de los artistas flamencos como Lola Flores, los bailarines como Antonio, las vedette de revista como Celia Gamez y los actores como «el eléctrico» Paco Rabal y los grandes directores teatrales como Tamayo y Luis Escobar. Mención aparte mereció la aparición en aquel Madrid que también describió a juicio de Tovar el escritor Luis Fernández Santos en Tiempo de silencio, de Ava Gardner y su pasión por las juergas flamencas. Figueroa desgranó anécdotas como el bofetón que le propino su amante Luis Miguel Dominguin saltandole una muela para intentar frenar sus francachelas o la negativa de un apuesto guardia civil a apagar los fogones de la actriz ya que el Duque de Ahumada no lo permitía en acto de servicio.

No falto tampoco el recuerdo al inquieto y follonero ambiente estudiantil y la jornada dramática que se vivió frente al colegio de Areneros de Princesa en que un estudiante encontró la muerte y que dio con el Duque de Tovar en los calabozos de la Dirección General de Seguridad durante diez días y con un inocente amigo que venia de jugar al ping pong que también termino en el mismo sitio siendo a la sazón Ministro de Educación Joaquín Ruiz Giménez. Concluyo su charla cantando cinco canciones en ingles «Singing in the rain» de Sinatra, en italiano «Volare» de Domenico Modugno, en francés «La Vie en rose» de Edirth Piaf y en español un cante flamenco de Antonio Molina y un universal tangazo argentino. Concluyó recitando una poesía de Foxa dedicada a Aurora Valcárcel, cuya hija la inolvidable Aurora O'Reilly murió hace tres meses y un sentido epitafio. En el breve coloquio un amigo de Don Alfonso mencionó a Eugenio D'Ors entre las luminarias de la época. No falto después en este señorial Centro Riojano el vino de la región que vaciaron los ilustres espectadores en su mayoría amigos del polifacético aristócrata. Informa: Joaquín Antuña León.