Maratón

«Bajar el precio es cargarse la calidad de las carreras»

Los promotores reivindican los beneficios económicos y sociales de estos eventos deportivos. Sólo el MAPOMA ha ingresado 26 millones este año.

La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ayer en el Pleno municipal
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ayer en el Pleno municipallarazon

Los promotores reivindican los beneficios económicos y sociales de estos eventos deportivos. Sólo el MAPOMA ha ingresado 26 millones este año.

«Las carreras populares en Madrid, y en España, son las más baratas del mundo», asegura Guillermo Jiménez, organizador del Mapoma –Rock&Roll Marathon de Madrid, Madrid corre por Madrid, Carrera del Agua, entre otras–, y recuerda que el maratón de Nueva York cuesta 525 euros, el de Londres 270 euros, el de París 109 euros y el de Madrid entre 50 y 90 euros. Atónito ante la propuesta de Manuela Carmena de limitar el precio de los dorsales, las fechas y los lugares donde celebrar estos eventos, Jiménez recuerda que el coste del dorsal no está vinculado al tamaño de la carrera, sino a la calidad de los servicios que se prestan a los corredores, desde masajistas al avituallamiento. «Bajar el precio es reducir la calidad de las carreras», señala.

De la misma opinión es Carlos Cisneros, organizador de la Carrera de la Ciencia del Centro Superior de Investigaciones Científicas, que se celebra este fin de semana. «Es cierto que había que organizar las carreras porque cada vez hay más, pero no se trata de máximos y mínimos. Una carrera de 8 euros el dorsal puede ser carísima, porque depende de los servicios al corredor», insiste. Además, habrá que distinguir entre carreras solidarias, divulgativas –la de la Ciencia tan sólo cubre gastos con el precio del dorsal porque, a cambio, dan a los participantes una camiseta técnica de alta calidad–, o gratuitas.

Un paso más allá va Álvaro Yturriaga, fundador del portal Runin, que señala que esta normativa hará que desaparezcan muchas carreras que, al fin y al cabo, también son un negocio que supone la contratación de muchas personas –hay que prepararlas durante meses y la organización requiere de muchos trabajadores–, y atrae mucho dinero del turismo a la capital. Igualmente, Yturriaga reclama que, ya que el Ayuntamiento pone tantas restricciones a la celebración de estos eventos deportivos, «debería reducir sus exigencias» a los organizadores.

Todos ellos confían en que la carta enviada por el consistorio madrileño sea tan sólo una propuesta provisional puesto que la normativa draconiana que pretenden implantar supone un golpe de gracia a los aficionados al «running» que también reivindican su espacio en la ciudad. «No se pueden hacer experimentos generales porque cada carrera popular tiene características propias. Hay que examinar caso a caso», propone Jiménez.