Fuenlabrada
Cae el Gao Ping del sur de Madrid
Detenido el líder de la «banda del Sol», dedicada a la extorsión y el blanqueo. Cobraban a sus víctimas intereses de hasta 500 euros al día por sus préstamos
Detenido el líder de la «banda del Sol», dedicada a la extorsión y el blanqueo. Cobraban a sus víctimas intereses de hasta 500 euros al día por sus préstamos
Más de una decena de detenidos, dos armas de fuego cortas (pistolas) incautadas, armas blancas y diverso material requisado, tres pisos de Madrid y Getafe registrados y la previsión de que «en las próximas horas se produzcan nuevos registros y detenciones» porque todo sigue abierto, según informaba ayer la Guardia Civil. Éste es el balance que, al cierre de esta edición, dejaba la «Operación Ming». Un dispositivo del Instituto Armado en el que quedó desarticulada la «banda del Sol», una organización criminal china especializada en la extorsión y el secuestro.
La operación tuvo su origen en el secuestro de un ciudadano chino que tres compatriotas tenían encerrado en una vivienda del municipio toledano de Illescas. A partir de ahí, evolucionó el caso y se procedió al registro de los pisos de Getafe, donde el grupo tenía su base, y de Madrid, donde se hallaron las armas incautadas y los estupefacientes.
Además, en uno de los registros y tras unas estanterías colgadas en una pared, la Policía encontró una falsa puerta por la que se accedía a una sala de juego y apuestas ilegales. Actividad a la que muchos ciudadanos chinos son aficionados.
Entre sus actividades, los miembros del grupo estaban especializados en el cobro de deudas a otros compatriotas a base de palizas y amenazas. Ellos, según la investigación, se quedaban con la mitad de la deuda como pago por sus servicios. Esta banda se dedicaba también al préstamo usurero de créditos. Cuando dejaban el dinero, cobraban a sus deudores unos intereses de 500 euros al día. Las víctimas eran, normalmente, de alto poder adquisitivo.
El escalafón de las triadas
Por otra parte, el escalafón de la banda estaba constituido de forma piramidal. El líder de la misma dirigía a cuatro «hermanos mayores» con funciones muy específicas que eran seguidos por una veintena de «hermanos menores», la mayoría de ellos muy jóvenes, de entre 18 y 25 años, e incluso alguno de familias acomodadas. El jefe de toda esta «banda del Sol» contaba con numerosos antecedentes policiales por varios delitos.
«Es la típica estructura de los grupos que forman las triadas», explica Alejandro Riera, periodista de investigación y autor del libro «La mafia china: las triadas, sociedades secretas». Al líder de estas mafias se le conoce como «cabeza de dragón». Éste tiene una serie de «lugartenientes», que a su vez disponen de varios «soldados». Los «hermanos mayores» (tai-lo) son cargos intermedios que mandan sobre los «hermanos menores» (sai-lo), pero el término mayor o menor no es un cargo en sí mismo, sino la forma de referirser a un jefe o a un subalterno. Además, dentro de la organización suele haber un «maestro de incienso», que es la persona encargada de los ritos de iniciación, el bautismo de los nuevos miembros y el control de la fidelidad de éstos. Por otra parte, Riera asegura que a los líderes de los grupos especializados en el tráfico de personas se les conoce como «cabeza de serpiente».
Las bandas chinas dedicadas a la extorsión, el blanqueo de dinero y el narcotráfico tienen conexión con otros grupos internacionales de mayor calado con los que pueden hacer negocios y de los que logran contactos. En Europa, por ejemplo, se encuentra el grupo «14 k» (14 quilates) con sede en Holanda y ramificaciones por casi todo el continente. Este grupo se dedica fundamentalmente al tráfico de heroína, sustancia de la que es el mayor distribuidor de Europa.
Algunas de las fuentes especializadas en este tipo de mafias muestran su preocupación por la sucesión de hechos violentos entre chinos en los últimos días en Madrid.
El pasado día 18, en la calle Sor Ángela de la Cruz (Tetuán), un ciudadano chino salía de su restaurante China Town cuando dos individuos se le acercaron y le asestaron una puñalada en el corazón. La víctima, que comenzó a desangrarse, apenas pudo caminar 25 metros antes de desplomarse y perder la vida. La Policía barajó, desde el primer momento, el ajuste de cuentas como móvil del crimen.
Diez días después, dos individuos chinos se presentaron en el bar que uno de sus compatriotas regenta en el polígono Cobo Calleja. En una discusión en la que, según se baraja, los individuos extorsionaron o amenazaron al hostelero, este último sacó un arma y disparó contra ellos. Uno, de 30 años, recibió un disparo en la ingle que salió por el glúteo. Otro, de 25, corrió peor suerte y recibió tres impactos de bala, uno en el hemitórax izquierdo y dos en la axila derecha. Ambos salvaron la vida gracias a la actuación del Summa.
Un edificio en el que es muy difícil moverse
El investigador Alejandro Riera explica que este tipo de mafias chinas están repartidas por todo el mundo y su descabezamiento es muy difícil por «el hermetismo, la fidelidad y el miedo». Riera compara la investigación de este tipo de bandas con entrar «en un edificio gigante de un montón de plantas en el que, si has conseguido acceder, no sabes en qué planta estás, es imposible encontrar la forma de subir a pisos superiores y es muy difícil hallar la forma de bajar». El idioma y la escritura, completamente diferentes a los nuestros, también dificultan la realización de tareas. Además, los detenidos en este tipo de operaciones no suelen mostrar colaboración con la Justicia por «muchas razones, la más importante es el miedo a las represalias». Sin embargo, hay otros argumentos: «Uno de los más importantes es un fenómeno cultural que consiste en que, cuando van a emigrar, desde China sus familiares y amigos les advierten de que no deben fiarse de las autoridades occidentales. Ésta es la razón por la que se crean con frecuencia guetos y se rigen por sus propias normas en los países a los que van».
Aun así, fuentes conocedoras de los casos aseguran que no tiene por qué haber una conexión entre ellos.
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