Madrid
Carmena «se fuma» la Ley Antitabaco con menores
Reparte sus polémicos ceniceros a alumnos de Secundaria y les dice que son sólo para las colillas, «no para guardar moneditas o chuches»
Reparte sus polémicos ceniceros a alumnos de Secundaria y les dice que son sólo para las colillas, «no para guardar moneditas o chuches»
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, presidió ayer en el Palacio de Cibeles un acto con directores, profesores y alumnos de dos institutos de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) de la capital, por tanto, menores de edad, ya que este tramo educativo finaliza a los 16 años.
La cita con Carmena era supuestamente para «dialogar sobre el contexto social» de estos dos institutos de Enseñanza Secundaria (IES), el Mariano José de Larra y el Villa de Vallecas, pero la alcaldesa se presentó en el Salón de Actos unos minutos antes de la hora prevista y no dudó en utilizar este acto para colocar a los chavales una de sus ocurrencias más polémicas: sus famosos ceniceros portátiles para que los niños y adolescentes madrileños se conviertan en «recogecolillas» voluntarios, tal y como volvió a animarlos ayer la propia alcaldesa de Madrid.
Son los mismos ceniceros con los que Manuela Carmena pretende que los fumadores no tiren al suelo el medio millón largo de colillas que, según sus propios datos, se recogen a diario en la capital.
La alcaldesa de Ahora Madrid quiere que los madrileños lleven esas colillas encima –por ejemplo, en el bolso o en la chaqueta– hasta que encuentren una papelera para desprenderse de ellas.
De hecho, la semana pasada Carmena ya anunció que va a distribuir por todos los barrios de la ciudad 38.000 unidades de estos ceniceros, parecidos a un monedero de plástico.
Pero lo sorprendente es que Manuela Carmena aproveche un acto como el de ayer para repartir entre menores de 18 años un producto tan relacionado con el hábito de fumar.
Algo que puede suponer un incumplimiento de la Ley Antitabaco, que lleva vigente desde hace una década. Esta norma deja claro en el segundo apartado de su exposición de motivos que «se prohíbe entregar a personas menores de 18 años productos del tabaco, así como cualquier otro producto que lo imite e induzca a fumar».
Es decir, que la actual legislación impide repartir objetos relacionados con el tabaco –como ceniceros, mecheros y similares– a menores de edad porque pueden inducirlos al hábito de fumar.
Colillas sí, chuches no
Además, la propia alcaldesa no dudó en explicar a los chavales el funcionamiento de sus ceniceros: como los cigarrillos que se introducen en esta especie de bolsillo se apagan por falta de aire en el interior, las colillas se pueden ir acumulando hasta vaciar el «miceniciero» en alguna papelera. Y luego «se le da un agua y al bolso», ilustró Manuela Carmena a los presentes.
También se dirigió a los directores y profesores de estos dos institutos madrileños para instarles a que repartan estos ceniceros entre sus alumnos para que los utilicen sólo con las colillas, «no para que guarden moneditas o chuches», aclaró Carmena a los docentes y a los alumnos.
Es decir, la alcaldesa pretende que los profesores repartan sus polémicos ceniceros, ignorando así que esa misma introducción de la Ley Antitabaco también insiste en «la importancia del papel modélico de los profesionales docentes en su labor educativa, de sensibilización, concienciación y prevención, fomentando modos de vida sin tabaco».
No parece que repartir ceniceros entre menores responda a ese espíritu de la ley. Quizá sirvan para quitar alguna colilla de la calle, pero con el riesgo de que algún menor decida usar esos ceniceros con su propio cigarrillo.
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