Diplomacia
El asalto a la embajada, una burla contra el régimen norcoreano
El cabecilla es un ciudadano mexicano que vive en los EE UU y lidera un grupo de «derechos humanos».
El cabecilla es un ciudadano mexicano que vive en los EE UU y lidera un grupo de «derechos humanos».
J. M. Zuloaga - Oswaldo Trump, como el apellido del presidente de los EE UU (para producir el mayor escarnio en el ataque a la embajada de Corea del Norte en España), fue una de las identidades utilizadas por el cabecilla del grupo, Adrian Hong Chang, cuando el 22 de febrero asaltó, junto con otros individuos, la citada legación, según han informado a LA RAZÓN fuentes de la investigación. La acción criminal, a la que habían precedido dos similares en otros países, no tenía otra finalidad que atacar al régimen dictatorial del citado país y poner en evidencia sus fallos de seguridad. En una palabra, dejarles en ridículo.
El tal Chang utilizó esa identidad para contratar los servicios de coches UBER en varias ocasiones, entre ellas para huir de la embajada por la parte trasera.
Hong Chang, ciudadano de México y residente permanente en Estados Unidos, nacido el 29 de enero de 1984, entró por primera vez en España el 6 de febrero procedente de Nueva York. Al día siguiente, se produjo su primera visita a la embajada, donde dijo ser empresario, y se interesó por la posibilidad de realizar inversiones en la República Popular y Democrática de Corea. Se identificó como Matthew Chao, «Managing Partner» de la empresa Baron Stone Capital con oficinas en Dubai y Toronto. El día 8, abandonó España a dónde regresó el 19, en el vuelo 3149 de Iberia proveniente de Praga. Fue recogido en el aeropuerto por un vehículo Seat Alhambra, que habían alquilado sus compinches, y se alojó en el Hotel Carlton. Estuvo en la embajada de México para realizar algunas gestiones y ya empezó a utilizar la identidad de Oswaldo Trump, al alquilar un coche de UBER.
Tres días después, Chang compró el «material táctico» y de combate consistente, entre otras cosas, en cinco fundas de pistola de extracción rápida; cuatro cuchillos de combate y seis pistolas simuladas HK.
El asalto a la embajada fue perpetrado por un grupo de unas 10 personas, lideradas por Chang y entre los que se encontraban el ciudadano de Estados Unidos Sam Ryu y el ciudadano de Corea del Sur Woo Ran Lee. Se identificaron como miembros de una asociación o movimiento de derechos humanos para la liberación de Corea del Norte.
Tras acceder por la fuerza al interior de la legación, comenzaron a golpear violentamente a todo el personal hasta que consiguieron reducirles y colocarles grilletes y bridas para inmovilizarles. También les pusieron bolsas en la cabeza, llevándoles a todos a distintas habitaciones de la embajada, bajo vigilancia.
Registraron todo el edificio y causaron algunos daños. Tras varias horas de secuestro, se dieron a la fuga. Se llevaron ordenadores, y otros efectos, en tres vehículos diplomáticos de la propia embajada, en concreto un Mercedes, un Toyota Rav-4 y un Audi A8. Chang escapó en el citado coche UBER.
En el interior de la embajada se encontraban siete personas, entre ellos el encargado de negocios Yun Sok So. Durante el asalto, se cebaron con él, le provocaron distintas lesiones y le llevaron a la fuerza hasta uno de los baños. Sok So se resistió y forcejeó hasta que fue reducido y maniatado con bridas en los brazos por detrás de la espalda. Le instaron a traicionar al régimen norcoreano, pero no aceptó. Una de las empleadas de la embajada, Cho Sun Hi, logró escapar y avisar a la Policía. Los agentes llamaron a la puerta y salió el propio Adrian Hong Chang para decirles que no ocurría nada.
Tras el asalto, Chang se desplazó a Lisboa, y salió en un vuelo con destino Estados Unidos. Allí entró en contacto con el Federal Bureau Of Investigation (FBI), a fin de facilitar información relativa al incidente en la embajada así como del material audiovisual supuestamente obtenido con motivo del mismo.
✕
Accede a tu cuenta para comentar