Comunidad de Madrid

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Tras su victoria por la mínima, el líder de Podemos está obligado a pactar con los anticapitalistas o ceder ante su número dos.

El secretario político de Podemos, Iñigo Errejón.
El secretario político de Podemos, Iñigo Errejón.larazon

Tras su victoria por la mínima, el líder de Podemos está obligado a pactar con los anticapitalistas o ceder ante su número dos.

Acalladas todas las dudas sobre su peso específico en Podemos, los errejonistas plantearán a Pablo Iglesias un reparto equitativo de puestos en todos los órganos internos –Consejo Ciudadano Estatal y como condición para pactar una lista conjunta y llegar de la mano a Vistalegre. Según fuentes consultadas por este diario, éste es el único escenario que se contempla para superar definitivamente el modelo presidencialista que surgió de la primera Asamblea Ciudadana en Vistalegre, un objetivo en el que todas las corrientes parecen estar de acuerdo. Asegurar un reparto paritario en una lista unificada y liderada por Iglesias es la única manera posible, según los errejonistas, de asegurar que no se repita lo sucedido tras las primarias de Madrid o de Andalucía, donde la presencia de esta corriente crítica es casi testimonial.

En cualquier caso, los errejonistas están decididos a dar la batalla hasta el final, máxime después del espaldarazo recibido tras ser derrotados por Iglesias por apenas 2.400 votos, un resultado que ha evidenciado que los partidarios de Iglesias y los del número dos tienen un peso análogo entre las bases de la formación morada. Ayer mismo fue Sergio Pascual, ex secretario de Organización cercano a las tesis de Íñigo Errejón, quien alertó sobre posibles «acuerdos prefabricados» de cara a Vistalegre. La oferta de mínimos que Iglesias estaba dispuesto a ofrecer antes de la consulta sobre el sistema de votación de Vistalegre deberá ampliar sus concesiones para ser aceptada por los errejonistas. De no ser así, esta corriente crítica se negará a ser silenciada y –como ha venido sucediendo en los últimos meses– utilizará la visibilidad que les otorgan sus portavocías para airear sus diferencias en público a pesar del perjuicio causado a la imagen de Podemos.

Fue el propio Pablo Iglesias quien endureció el tono en sus declaraciones sobre la imagen que ha estado dando el partido en los últimos meses llegando a calificarla como «la peor de nuestra historia». El secretario general puso toda la carne en el asador para cerrar la etapa de divisiones internas que ha vivido el partido y aconsejó «mucha responsabilidad y mucha generosidad» para que Podemos deje de ser percibido por sus propios inscritos como «una tarta», es decir, como «tres partidos compitiendo por el control de aparatos». Iglesias repitió su plan de llegar a un acuerdo integrador para que tanto errejonistas como anticapitalistas acaben yendo de la mano a Vistalegre II porque le «preocupa enormemente que el partido dé una imagen hacia fuera como la que ha dado el PSOE de división». «Si salimos así de Vistalegre, convertidos en una confederación de corrientes, habremos fracasado, y entonces seremos como el PSOE», apostilló. El líder de Podemos, en cualquier caso, se negó en redondo a ser «un secretario general florero», expresión que habla a las claras de su voluntad de llevar las riendas del partido personalmente y no como el mero «primus inter pares» que parece ser el escenario propuesto por los errejonistas, que hablan de «liderazgo coral».

Contradiciendo sus propios argumentos respecto a la imagen de división que esta dando su partido, Iglesias criticó con dureza las declaraciones de Tania Sánchez, que calificó de «chantaje» la decisión de Iglesias de retirarse de la secretaria general si sus ideas no triunfaban en Vistalegre II. «No voy a entrar a esto», dijo, «esto hace muchísimo daño a nuestros inscritos. El que yo ahora respondiera a lo que dice una compañera y utilizar determinadas palabras que suenan muy fuerte, eso es precisamente lo que hace daño a Podemos».