Asamblea de Madrid
¿Es el final del «aguirrismo»?
La ex líder ha querido pasar de puntillas por un Congreso regional en el que se da por cerrada la etapa política que bautizó.
La ex líder ha querido pasar de puntillas por un Congreso regional en el que se da por cerrada la etapa política que bautizó.
«Te debemos mucho». Entre agradecimiento y portazo pudo leerse ayer la frase que la nueva presidenta del PP de Madrid, Cristina Cifuentes, dirigió a su antecesora. Unas palabras, e interpretación, que describen el sentimiento reinante en una formación que aspira a dejar atrás una era plagada de triunfos en las urnas y señalamientos judiciales. En el «día 1» de la nueva etapa Cifuentes, la cúpula de la formación se esmeró en dejar bien claras las nuevas líneas que dirigirán el rumbo del partido. Unas coordenadas que aspiran a poner en definitivo punto y final al «aguirrismo» aunque éste ya comenzó a diluirse hace meses. En febrero del año pasado, cuando Esperanza Aguirre compareció un 14 de febrero para anunciar su dimisión por responsabilidad «in vigilando», dijo, en las tramas de corrupción que han acechado al partido y al propio gobierno de la Comunidad de Madrid, ya comenzó el cambio de dirección.
«No ha querido interferir en la gestora, ni en el congreso nacional. Tampoco en las enmiendas de gente de su máxima confianza como Íñigo Henríquez de Luna al que le ha dicho que estaba en contra de algunas de ellas», explicaban estos días personas del círculo más íntimo de Esperanza Aguirre. Colaboradores que hablan de la libertad de voto que ha dado a los miembros del Grupo Municipal del PP en el Ayuntamiento de Madrid –donde continuará como portavoz al menos hasta que concluya la legislatura–, o de cómo ninguna de las personas de su lista que han querido fichar por el Ejecutivo de Cifuentes se han marchado sin antes consultar a la «jefa». «Tiene gente súper fiel, no ocurre que nadie se vaya por detrás», aseguran.
En el congreso del PP de este fin de semana, en el que ha cosechado ovaciones, aplausos y halagos hasta hacerle saltar las lágrimas, tampoco era fácil escuchar a nadie decir que la victoria de Cifuentes suponga el fin definitivo del «aguirrismo» entre los populares madrileños. Si bien se ha abierto una nueva etapa, con Cifuentes como líder principal, la sombra de Aguirre aún se mantiene nítida sobre la formación. Y es que a nadie se le escapa que la otrora «lideresa» quiere culminar su carrera política como alcaldesa de Madrid lo que, a menos que haya un cisma en el Gobierno Ahora Madrid-PSOE –que tampoco se puede descartar una vez los socialistas tengan nuevo líder nacional–, eso tan sólo sería posible si repite como cabeza de lista al Ayuntamiento de Madrid. Un puesto muy goloso sobre el que ayer hablaron, y se relamieron, posibles candidatos al mismo como Pablo Casado.
Aguirre ha intentado, sin éxito, pasar de puntillas. Inadvertida. Marcharse del cónclave sin hablar con los medios para no acaparar más protagonismo del que le corresponde por su actual cargo. Los tiempos en los que comparecía en multitudinarias ruedas de prensa (incluso con los calcetines del avión bajo los zapatos tras verse involucrada en un atentado en Bombay) son pasado. «Ahora la que manda es Cifuentes», reconocían en el cónclave popular con resignación y buena dosis de realismo algunos de sus más reconocidos «aguirristas». Quiere centrase en su compromiso actual: dicen en su equipo que lo que hace ahora en el Ayuntamiento es para ella «política pura» y que está encantada con esto de batirse con Carmena y combatir a Podemos desde Cibeles. «Desde el pleno de la capital y quien sabe si, de nuevo, desde las más altas instancias del partido», especula otro de los miembros de su equipo. Nadie es a día de hoy capaz de aventurar si el «aguirrismo» es historia en el PP. «No ha perdido la ilusión y el entusiasmo por defender los principios en los que cree. Le da igual que la agenda política marque otra cosa, ella lucha por las ideas de su PP». Queda dicho.
✕
Accede a tu cuenta para comentar