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La «rebelión» sigue en la Rey Juan Carlos

Los estudiantes critican un plan que extinguiría nueve grados de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales en Aranjuez. El Rectorado defiende que es una reordenación para una gestión eficaz.

Los alumnos de la universidad han votado a favor de una huelga general «como la que nunca se ha visto». Foto: Cipriano Pastrano
Los alumnos de la universidad han votado a favor de una huelga general «como la que nunca se ha visto». Foto: Cipriano Pastranolarazon

Los estudiantes critican un plan que extinguiría nueve grados de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales en Aranjuez. El Rectorado defiende que es una reordenación para una gestión eficaz.

Al rector de la Rey Juan Carlos, Javier Ramos, se le acumulan los problemas. Ayer «resucitó» en la Asamblea de Madrid el «caso Cifuentes» y esto se unió a una huelga general convocada por el alumnado de la universidad. Y es que, el Consejo de Estudiantes –apoyado por una asamblea de alumnos convocada para informar de la situación– votó, el pasado miércoles por la tarde, a favor de una huelga general «como la que nunca se ha visto» en la universidad.

La protesta surge como respuesta a una propuesta de Plan de Ordenación Docente (POD) emitido por el rectorado a finales de enero y que pretende, según el Consejo de Estudiantes, extinguir, por el momento, nueve carreras de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas en el campus de Aranjuez, lo que afectaría a unos 2.000 alumnos. «Vamos a hacer todas las movilizaciones y huelgas que hagan falta», remarcó Ignacio Ruiz, representante de alumnos en el Consejo de Gobierno. Por su parte, el Rectorado descartó la versión de los estudiantes y afirmó que la medida solo supone «una reordenación» de algunas titulaciones del campus de Aranjuez, y que el objetivo que persigue la misma es hacer una gestión «más eficaz» de los recursos.

Las protestas estudiantiles, que se prevé que duren cinco días –la semana lectiva del 18 al 22 de febrero– se producirán «como medida de presión», para que el Consejo de Gobierno –el máximo órgano ejecutivo de la universidad donde está el Rector y representantes del alumnado, profesorado y personal de administración y servicios– paralice el plan docente que, en teoría, se prevé que se apruebe el último día de las propuestas. Además de la huelga, los estudiantes votaron por mayoría encerrarse la noche del 21 al 22 en el Rectorado para tratar de impedir la puesta en marcha del POD. Por último, se produjo una tercera votación para tratar de obligar a los representantes de alumnos en Claustro –el órgano de representación conjunta de la universidad– a votar a favor de una hipotética moción de censura contra Javier Ramos.

Todas estas medidas del alumnado llegan como respuesta a la extinción de los grupos de los grados de Derecho, Relaciones Internacionales, Criminología, Relaciones Laborales, Trabajo Social, Marketing, ADE, Economía y Turismo en el campus de Aranjuez. El final de estos grupos se daría en principio para el año que viene si llega a aprobarse. A su vez se verían afectadas las dobles titulaciones relacionadas con estos grados. Según informó el Consejo de Estudiantes, a los alumnos afectados de grados como ADE o Derecho se les podría ofrecer «presumiblemente» el traslado a otros campus o continuar sus estudios en la localidad.

La pérdida de éstos podría conllevar un descenso de unos 2.000 alumnos en ese campus, que se relegaría únicamente para carreras de Artes y Humanidades en su mayoría, como Bellas Artes, Arquitectura, Paisajismo, Diseño o Moda. Para ello, se desplazarían los otros grupos de estos grados desde Fuenlabrada y Argüelles. Además de los últimos, continúa en discusión el posible traslado del grado de Traducción al campus de Móstoles. Desde el Consejo de Estudiantes se reflejaron los problemas que podría causar al alumnado la medida y que fueron constatados por la Defensora Universitaria, Elena Battaner, en un informe que envió al Vicerrectorado de Ordenación Académica en el que criticó la gestión por parte del Rectorado y su planificación.

En el caso de los alumnos, la Defensora explicó que los «primeros perjudicados» por la extinción de grados en los campus serían ellos. Los estudiantes que cursen el primer año de alguno de esos grados «se verán obligados a superar todas las asignaturas por curso por temor a su extinción». Del mismo modo, como las asignaturas dejarán de ser impartidas, los alumnos se verían obligados a matricularse en «todas las asignaturas de cada curso» y, en caso de contar con alguna asignatura de los primeros cursos no superada, no tendrían la posibilidad de estudiarla «con normalidad», ya que sólo tendrían la opción de acceder a tutorías y examen, el primer año, y a examen si volvieran a suspender. Esto impediría a los alumnos que trabajan escoger una matrícula parcial y dejarse asignaturas porque el grado estaría en extinción.

El anuncio del Rectorado tampoco dejó indiferente a los profesores, de los cuales un sector declaró que existe una gran «desinformación» y «falta de transparencia» con respecto a los planes del rectorado, ya que avisó de los cambios con poco margen de maniobra para los departamentos que ya preparaban sus planes docentes para el curso próximo. Asimismo, los docentes destacaron tener cierto «temor» por sus puestos de trabajo, ya que con menos alumnos y la posible unificación de grupos, sobrarían profesores para dar clases.

Fuentes de la universidad aseguraron «no entender muy bien» la huelga y esperan que el alumnado «recapacite». Sobre el POD de Aranjuez, insisten en que está todavía en discusión y que «de inmediato» no se espera ningún cambio. Recalcan que «sólo se está planteando una reordenación» de algunas titulaciones, lo que significaría que no se oferten plazas de primero el año siguiente.

Insisten en que «no está prevista la extinción de ningún grado». En caso de suspender, los estudiantes podrán recibir «clases presenciales» un año incluso dos más. Tampoco prevén despidos de docentes. De hecho, la alcaldesa de Aranjuez, Cristina Moreno, y el rector «se van a sentar» a hablar sobre un plan para potenciar el campus en cinco años y busca «duplicar» el número de alumnos.