Transporte

Los grafitis cuestan 3.825 euros al día a Metro

La empresa gastó en 2016 más de 1,4 millones de euros en reparar los 714 actos vandálicos de los que fueron víctima sus trenes.

Fue entre las estaciones de Usera y Legazpi, y los vándalos mantuvieron el convoy detenido, con los pasajeros en su interior, hasta que concluyeron su obra
Fue entre las estaciones de Usera y Legazpi, y los vándalos mantuvieron el convoy detenido, con los pasajeros en su interior, hasta que concluyeron su obralarazon

La empresa gastó en 2016 más de 1,4 millones de euros en reparar los 714 actos vandálicos de los que fueron víctima sus trenes.

Cinco de marzo, un tren de la línea 6 lleno de viajeros se ve obligado a detenerse en el túnel entre las estaciones de Usera y Legazpi. Unos individuos con la cara tapada con gorras y capuchas habían tirado del freno de emergencia para parar el convoy y aprovechar para hacer un grafiti en uno de los vagones. Hasta 20 minutos estuvo parado el tren hasta que los «artistas» concluyeron y pudo seguir la marcha. La escena, que se produjo el pasado domingo en la red de Metro de Madrid, es mucho más habitual de lo que puede parecer a primera vista.

Sólo en 2016 la empresa de transportes destinó 1,4 millones de euros a reparar los desperfectos ocasionados por las pintadas. Los vándalos le cuestan a Metro 3.825 euros al día. «El año pasado se contabilizaron 714 actos de vandalismo», reconocieron ayer fuentes de la compañía a LA RAZÓN.

«Esperamos a que terminen»

«Muchas veces tenemos que esperar a que terminen, a que salgan de la plataforma de la vía porque, aunque estén llevando a cabo un acto vandálico, nosotros tenemos que velar por la seguridad y evitar que se produzcan atropellos», explicaban ayer desde el sindicato UGT en Metro. En otras ocasiones son los propios agentes de seguridad de las estaciones, o agentes de la Policía, en los casos en los que se le avisa, los que logran frustrar los ataques. Metro también tiene contabilizados esos intentos fallidos por parte de los vándalos y asegura que el año pasado este tipo de actuaciones consiguió evitar más de 1.200 actos vandálicos, lo que supone más del 63 por ciento de intentos frustrados.

«En los casos en los que se identifique o se aprese a los grafiteros, se acude a juicio y el juez impone la multa. En alguna ocasión, ha llegado a ser de hasta un año de prisión», añadieron desde la compañía. Los sindicatos explican, sin embargo, que esto no detiene a los grafiteros que «se las saben todas». «Antiguamente entraban por las salidas de emergencia, pero ahora ya acceden por cualquier sitio», añadieron.

Viajeros y empleados de Metro son las principales víctimas de los «palancazos» que, aseguran, más allá de los daños que provoca en los trenes, hace que los usuarios del suburbano tengan una importante sensación de inseguridad.

Una operación policial logró detener el pasado mayo a tres vándalos que, además de paralizar el servicio del suburbano para realizar sus grafitis y, tras hacer las pintadas, huían por las salidas de emergencia de las estaciones. Su error fue grabar sus «hazañas» para difundirlas a través de las redes sociales.