Sevilla

«Los niños se me cuelgan de la corbata pero no hay nada de malo»

La dirección del colegio Valdeluz Agustinos conocía al menos parte de los hechos denunciados por las víctimas pero la defensa del ex director y del ex jefe de estudios piden ahora su desimputación
La dirección del colegio Valdeluz Agustinos conocía al menos parte de los hechos denunciados por las víctimas pero la defensa del ex director y del ex jefe de estudios piden ahora su desimputaciónlarazon

A la espera de que el magistrado del Juzgado de Instrucción número 13 de Madrid decida si vuelve a llamar a declarar al profesor del Valdeluz, Andrés Díez, tal y como pidió la acusación de cuatro víctimas, sus únicas palabras en sede judicial fueron bastante elocuentes. Las pronunció el pasado 14 de febrero después de ser detenido por los agentes del Servicio de Atención a la Familia (SAF) de la Udyco de Madrid y en ellas, por supuesto, no tuvo cabida ninguna autoinculpación. Durante su declaración en Plaza Castilla, a la que ha tenido acceso este diario, negó que fueran ciertos los hechos relatados por diez adolescentes ante los agentes del SAF. Preguntado acerca de una de las niñas en concreto, Díez no recordaba si había estado en su casa pero «es posible» porque a finales de curso invita a todos los alumnos a una barbacoa en su casa de Sevilla la Nueva. Díez sí reconoció que las diez denunciantes y presuntas víctimas habían sido alumnas suyas, bien de lenguaje musical o de instrumento.

El acusado de abusar sexualmente de una decena de niñas de entre 12 y 17 años quiso explicar la única toma de contacto que, según él, habría tenido con las alumnas. Detalló que, por ejemplo, «las clases de piano implican una proximidad entre el profesor y el alumno y en muchas ocasiones hay que coger la mano del alumno para colocarla en el piano. A veces hay que corregirles la muñeca e incluso la posición de las piernas y la postura de la espalda», dijo. Así, preguntado acerca de la avalancha de denuncias contra él, Díez se mostró sorprendido y aseguró ignorar totalmente cómo había saltado todo aquello. Insistió en que sus clases son abiertas, «incluso físicamente la puerta está abierta», aseguró.

Negó tajantemente que fueran ciertos todos los hechos a los que alude el atestado policial sobre masturbaciones, introducción de dedos en la vagina y tocamientos. Con respecto a los vídeos de películas de Disney que ponía, Díez explicó que él se colocaba detrás y «los niños pequeños se le llegan a «colgar de la corbata, no hay ninguna intención mala en ello», admitió. Se trata de esas reuniones lúdicas que Díez organizaba en su chalé. Explicó en sede judicial que, que él recuerde, «en su casa no se ha llevado a ninguna menor a ningún apartado o despacho», según se recoge en la transcripción de su declaración. Estas fiestas las solía realizar en junio, antes de las vacaciones escolares. Allí, recoge el documento, se bañaban y tomaban el sol «familias completas, mayores y menores». A preguntas de su letrado, Díez reconoció que una de las presuntas víctimas había tenido problemas de adaptación educativa en el colegio.

El pasado 15 de abril el profesor salió de la cárcel tras aceptar el magistrado que instruye la causa el auto de revocación a propuesta del abogado defensor, Ramón Muñoz. Hasta ahora, a la espera de que se acuerde el señalamiento de la vista oral, el acusado deberá firmar cada 15 días en el juzgado más próximo a su domicilio y permanecer alejado del centro escolar donde presuntamente cometió los hechos y de donde ya fue apartado.