Comunidad de Madrid

Tres años de cárcel por el secuestro de un niño de dos años

El acusado, que se encerró en una guardería de Colmenar, alegó un trastorno mental transitorio

La Razón
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El acusado, que se encerró en una guardería de Colmenar, alegó un trastorno mental transitorio

El hombre que sembró el pánico en una guardería de Colmenar del Arroyo en mayo de 2015 al retener a uno de los menores aceptó en el juicio una condena de tres años de cárcel por un delito de secuestro y lesiones después de conformarse con el acuerdo de penal alcanzado por las partes. «Sufrió un trastorno mental transitorio. Su estado de ansiedad lo superó». Según su abogado, tenía problemas económicos y familiares que le llevaron a esta situación, sin detallar el motivo concreto y manifestando que está arrepentido por lo que hizo. Tras los hechos, se le sometió a diversas pruebas psicológicas que concluyeron que padeció un trastorno transitorio sin que constara que tuviera algún tipo de enfermedad mental. El acuerdo reduce la pena a tres años de cárcel, una orden de alejamiento del menor de un kilómetro durante diez años. Además, deberá someterse a un tratamiento externo durante tres años.

Siempre según las conclusiones provisionales de la Fiscalía, el procesado, mayor de edad y sin antecedentes penales, acudió el 12 de mayo de 2015 a la escuela infantil de Colmenar del Arroyo, donde intentó sin éxito cerrar el centro y quedarse en su interior con los niños. Frustrado este primer propósito al no encontrar las llaves de la escuela, intentó coger, también sin éxito, dos carritos de bebé con los niños en su interior, hasta que finalmente se encerró en uno de los baños con un niño de dos años que pasaba por allí. Durante el encierro sujetó con fuerza al menor y exigió a la Policía, como condición para liberarlo, una televisión y que se personaran en el lugar los medios de comunicación para dirigirse verbalmente y en directo a los mismos con el fin de exponer unos motivos que sólo quería comunicar delante de la prensa. Así, mantuvo retenido al menor durante unas cinco horas, cuando tras la intervención de la Guardia Civil cesó voluntariamente en su propósito. El procesado durante el secuestro llevaba un cúter, viviéndose momentos de máxima tensión puesto que en varias ocasiones lo ponía a escasa distancia del cuello del menor.