Tribunales

Rebajan cinco años la condena al sicario “Snoopy” por el asesinato por error de un empresario

La Audiencia de Madrid reduce la pena a 17 años y medio de cárcel al no dar por probado que los tres condenados actuaran por encargo a cambio de una recompensa

Imágenes de la Audiencia Provincial de Madird
Audiencia Provincial de MadridEduardo ParraEuropa Press

La Audiencia de Madrid ha rebajado la condena a los tres sicarios de nacionalidad colombiana, entre ellos José Arvey Rentería, alias "Snoopy", que asesinaron a un empresario por error en la avenida de Córdoba de la capital. A "Snoopy", que fue condenado tras un juicio con jurado a 22 años y medio de prisión, la Sala reduce la pena a 17 años y seis meses; a Breiner Augusto Portillo, autor material de los disparos que terminaron con la vida del ejecutivo madrileño José Luis Lucas, de 32 años, la Sala le reduce de 28 años y tres meses a veinte años de cárcel la pena por asesinato alevoso con agravante de disfraz, y la condena a Johnson Andrés Medina se sitúa ahora en 17 años y medio.

El tribunal -presidido por la magistrada María José Rodríguez Dupla- no considera probado que los condenados actuaran "por encargo y a cambio de una suma de dinero o de una recompensa" sin determinar, por lo que descarta aplicar esa agravante del asesinato a los condenados.

Para la Sala, esa conclusión a la que se llega en la sentencia "sólo alcanza el nivel de la sospecha, porque no hay un indicios sólido de que los tres concertados actuaran a cambio de un precio, recompensa o promesa, más allá de estar acreditado que el autor material se trasladó desde Alicante siendo financiada su estancia en Madrid".

La Audiencia subraya que considerar que actuaron por encargo "se apoya exclusivamente en la inexistencia de móviles particulares de los condenados" dado que "no existan indicios que apunten a vinculaciones entre autores y víctima", o en "el pago de gastos" para cometer el asesinato, que según su criterio "no alcanzan la categoría de recompensa económica".

Para el tribunal está claro que "no hay prueba incontestable de que el beneficio económico" de los tres condenados "fuese el resorte de la ejecución del asesinato".

Los magistrados consideran a “Snoopy” no coautor del asesinato, como establecía la sentencia recurrida, sino autor por inducción y corroboran que las aportaciones de Portillo “fueron decisivas para la ejecución del crimen utilizando la moto para sus vigilancias y haciendo entrega de la misma” al autor material del crimen. Esas vigilancias, concluyen, “deben considerarse actos de cooperación necesaria, que implican la autoría” del asesinato.

Los tres condenados confundieron al empresario madrileño con un alunicero que conducía el mismo modelo de coche que la víctima, era de la misma edad y frecuentaba en los últimos meses el mismo edificio, donde acudía a un gimnasio y en el que Lucas hacía un curso del Inem.

Ocho disparos a bocajarro

La Audiencia da por probado que en la primera quincena de julio de 2014 los tres se concertaron “para dar muerte a un varón que solía frecuentar por las tardes las inmediaciones” de ese edificio de la avenida de Córdoba”. “Snoopy” acogió a Breiner en su domicilio entre el 4 y el 8 de ese mes y luego le facilitó el alquiler de otro apartamento en la carretera de Villaverde a Vallecas.

El autor de los disparos adquirió el día 25 una Scooter "para realizar vigilancias a la víctima y acabar con su vida" y cuya matrícula fue alterada "con la fnalidad de no ser identificado". A su vez, empezó a utilizar un móvil, en el que se identificaba como "JJ", para comunicarse con "Snoopy", que ocultaba su identidad bajo el nick "Reveca" y Johnson Andres, que se identificaba como "Smokie".

La tarde del 12 de septiembre de 2014, Breitner Augusto esperó la llegada del empresario y cuando éste se introdujo en su coche se acercó en moto a la ventanilla, cubriéndose la cara con un casco y llamó su atención. Cuando salió del vehículo, "le disparó en ocho ocasiones" de forma súbita, "sin dar opción alguna" a la víctima para defenderse, con la "intención de acabar con su vida", confundiéndole con el varón que pretendía matar. El empresario falleció en el acto.

Tras el asesinato huyó de Madrid precipitadamente sin recoger siquiera sus pertenencias del apartamento que tenía alquilado, adonde acudió de madrugada “Snoopy” para llevárselas “con la finalidad de ocultar la intervención” de su compañero en el crimen.