Madrid
Abrir un negocio en tiempos de Covid
Una librería de segunda mano, una peluquería ecológica y una cafetería vegana son algunos de los comercios de nueva apertura que, gracias a sus apuestas más sostenibles, sobreviven con éxito pese a la pandemia
El reloj marca las 23:59, es 31 de diciembre. Las miradas vestidas con el brillo de los brindis en familia traspasan la pantalla del televisor hasta posarse sobre un futuro prometedor. Las manos firmes: una sujetando ese cuenco de cristal tallado reservado para las ocasiones especiales, otra manteniendo en potencia la energía necesaria para coger las 12 uvas en 12 segundos antes de salir al esprint. Acaparando el espacio para cualquier otro pensamiento, un único deseo: «2020 será mi año». En la última noche de 2019, esta escena se repitió en los comedores y salas de estar de todas las casas madrileñas, pero con una intensidad especial en aquellas en las que se encontraba una potencial emprendedora, un empresario a punto de lanzarse al vacío. Ninguno imaginaba que lo que vendría después sería una pandemia mundial para cambiarlo todo. Y, sin embargo, siguieron adelante; aguantaron la respiración, apretaron los dientes y se prepararon lo mejor que pudieron para recibir la tormenta con los brazos abiertos. En Madrid, algunos lo consiguieron: una librería de segunda mano a un paso de Ciudad Universitaria, una peluquería ecológica en Arturo Soria o una cafetería vegana en pleno centro de la ciudad. La pregunta es: ¿cómo lo hacen?
Con apenas 10 años de edad, Alejandra sabe que decidirse a dejar un trabajo estable para emprender en un sueño no es cosa fácil y, por eso, ella, allá a donde va, dice con orgullo: «Mi madre es librera». Y es que Beatriz tomó la determinación de abrir una franquicia después de un año especialmente difícil: «2019 para mí fue terrible a nivel personal; a mi padre le detectaron un cáncer de pulmón primero y de mama después y todo lo demás perdió importancia», se sincera la dueña de la librería de segunda mano Re-Read Guzmán el Bueno. Fue entonces cuando se convenció de que necesitaba un cambio en su vida y el 23 de enero de 2020 levantó la persiana de su tienda por primera vez; 51 días después fue decretado el estado de alarma nacional. «Fue muy duro, pero, creo que los comercios pequeños tenemos menos recursos y herramientas emocionales frente a la segunda ola que al principio: en marzo toda España estaba igual que tú, no había opción más allá de cerrar; ahora vivimos en una incertidumbre constante y cada semana tenemos que improvisar», expone preocupada la librera. Aun así, Beatriz, que además de mujer empresaria encabeza una familia monoparental, celebra poder conservar a su empleada e, incluso, tener buenas ventas: «¡Septiembre está siendo maravilloso, dentro de los parámetros de la pandemia, claro!». Para ella, las claves del éxito en tiempos de Covid-19 son tres: la cercanía con el cliente, la presencia en redes sociales y la apuesta por el consumo responsable. «Creo que el Covid-19 ha potenciado un modelo de consumo más sostenible y de proximidad», se atreve a decir.
Y de eso, de negocios sostenibles y de proximidad, sabe muy bien Norman, dueño de Pelo Verde Salón Botánico, una peluquería ecológica en Arturo Soria que descolocó a todo el vecindario con su apertura: «Al principio, ¡la gente venía al salón a comprar flor cortada!», cuenta divertido el joven emprendedor mientras le abraza el color verde intenso de las decenas de plantas que llenan de vida su local. Norman abrió su negocio el día 5 de marzo, apenas diez días antes del confinamiento: «Las primeras dos semanas no sabía si gritar, llorar o reír; no me podía creer que me fuera a arruinar antes incluso de empezar», recuerda el dueño del salón Pelo Verde. Pero, gracias al apoyo del barrio, de su arrendador y hasta del banco, este peluquero reinventado no solo ha logrado no cerrar, sino que se plantea ampliar la plantilla: «Desde que abrimos al inicio de la desescalada como servicio esencial, hemos tenido un goteo constante de clientes, y cada día son más y más; tuve que contratar a una chica y ahora estoy pensando en añadir otro tocador y contar con una trabajadora más», asegura esperanzado. Para Norman su secreto está en la naturalidad, tanto de los materiales que utiliza como del trato que ofrece: «He intentado hacer un salón lo más sostenible que nos permite la sociedad, trabajando con energía solar, evitando los plásticos de un solo uso y confiando en productos ecológicos y nacionales; además, ofrezco mi mayor implicación y mi cariño para que cada persona que venga aquí, además de peinarse, se olvide un poco de cómo estamos», dice Norman sin dejar de agradecer la confianza de su público.
Pero las hay que, además de no amedrentarse ante la amenaza de una segunda ola, se atreven a ir un paso más allá, como es el caso de Isabel, que en 2018 descartó continuar con su carrera en el mundo de la Ingeniería Química para abrir Freedom Cakes, la primera pastelería vegana de Madrid que, ahora, es mucho más que eso. «La cafetería había dejado de funcionar, pero nos había costado tantísimo esfuerzo llegar hasta aquí, que no quisimos que el negocio muriera, así que, aprovechamos el confinamiento para buscar un nuevo local en el que desarrollar una idea que siempre había tenido en mente: un ‘diner’ al estilo americano, con comidas, cenas y hasta cócteles», explica sobre la transformación de Freedom Cakes su creadora. Así pues, el pasado 12 de septiembre, el que era un pequeño café con tartas artesanales a la venta en el barrio de Malasaña se convirtió en un enorme local en Sol abierto desde la hora del desayuno hasta la de la última copa al anochecer. El riesgo ha merecido la pena porque con la renovación de local y de carta, Freedom Cakes está llegando mucho más allá de las personas con una alimentación 100% vegetal y eso se nota en el crecimiento de su equipo, que cuenta ya con 16 empleados. «Existen muchos prejuicios por desconocimiento sobre este tipo de comida y nosotros queremos trascender y romper con esa línea que separa lo vegano de lo no vegano; por eso, esta vez no hemos puesto ningún indicativo para que la gente lo pruebe, haciéndolo de manera que seduzca a cualquiera para romper las barreras a base de paladar», concluye Isabel.
Durante los ocho primeros meses de este duro y atípico 2020, se constituyeron casi 11.600 sociedades en la región, más del 23% del total nacional, lo que mantiene a la Comunidad de Madrid en el puesto de liderazgo pese al impacto del coronavirus; en agosto, incluso, se crearon más nuevas empresas que en el mismo mes del año pasado. Y a esto, que no son más que números del Instituto Nacional de Estadística, le ponen cara mujeres y hombres valientes como Beatriz, Norman e Isabel, quienes, pese a todos los pesares, siguen al pie del cañón porque, como se dijeron a sí mismos el último 31 de diciembre, 2020 será su año.
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