Dos horas

“Megacola” en la Feria del Libro de Madrid

Esta atípica edición de la cita en el Retiro muestra el interés de todos por dejar atrás la pandemia... aunque algunos deban hacer dos horas de cola para acceder al recinto de las casetas

Nos hemos acostumbrado a las colas. A hacer fila para vacunarnos, de una primera o de una segunda dosis. A hacer cola para obtener una tarjeta sanitaria que certifique que estamos inmunizados. A hacer cola y esperar nuestro turno en la carnicería, en la farmacia o en el bar de la esquina. La pandemia ha cambiado usos y costumbres. A nadie le extraña ya hacer acopio de paciencia y solidaridad ciudadana y plantarse, y arrastrar los pies hasta donde sea que seremos atendidos.

Ahora, en la atípica Feria del Libro de Madrid, a punto de anunciarse el otoño, en vez de la primavera, como era tradición, las colas se han hecho presentes. Religiosamente, de manera ordenada, decenas de miles de personas respetan el turno para poder acceder al recinto áureo en el que los idolatrados autores firman ejemplares de sus obras. Hasta dos horas de cola -quizá mucho más-, han hecho algunos de los ciudadanos que ayer domingo se dejaron caer por el parque de El Retiro. Algunos dirán que estaban llamados por el deseo irrefrenable de ver y hablar con sus autores de cabecera. Otros, quizá los más reflexivos, apuntarán a que son otro fenómeno de la era postCovid. ¿PostCovid? He hablado de postCovid cuando nadie, ni los que allí estaban en fila sabían que la pandemia toca a su fin.

El caso es que en esa especie de Santa Compaña de lectores ávidos que ayer acudieron al Retiro, a buen seguro que una parte de ellos lo hacía en la confianza de que estaba protagonizando un momento único. Pese a las medidas de seguridad sanitaria, pese al aforo que se llevaba con disciplina prusiana, más de uno recordaba cómo el año pasado, por efecto de la pandemia, en cualquier de sus olas, la Feria, su Feria, no había podido celebrarse. Y ahora sí. Una felicidad que oculta cualquier otra consideración. Como la de hacer colas kilométricas. Al fin y al cabo hoy, más de uno, quizá todos, volverán a hacer cola en las tiendas o en el trabajo. Pero eso sí. Tienen su libro. Ha valido la pena.