Gatas

Paula Iwasaki: «Siempre estoy pensando en lo que viene después»

La actriz protagoniza ahora la obra ‘Tea Rooms’ en el Teatro Fernán Gómez

Paula Iwasaki, actriz.
Paula Iwasaki, actriz.Gonzalo Pérez MataLa Razón

Llegó a Madrid con 18 años, como muchos otros antes –y después– que ella: con todas sus esperanzas puestas en una ciudad desconocida. En su caso, con la intención de estudiar en la Real Escuela de Arte Dramático. «No lo conseguí a la primera, pero sí a la segunda», recuerda una Paula Iwasaki que, una década después, echa la vista atrás al camino recorrido desde aquel día que salió de su casa para perseguir su sueño.

La forma en la que entona la voz, incluso en una conversación coloquial, delata los años de experiencia subida a las tablas de los teatros más importantes de España. De hecho, apenas un año después de acabar la carrera de Arte Dramático ya se había presentado a la convocatoria de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico. Y, para entonces, ya había creado su propia compañía de teatro con un compañero, junto a quien levantó la obra ‘Ay, Carmela’, de José Sanchis Sinisterra. «No fue hasta que me presenté en la convocatoria del Clásico y que trabajé en el Teatro Español que mi carrera despegó. Desde entonces he tenido la suerte de vivir de subirme al escenario, porque mi carrera se ha centrado en el trabajo teatral».

Iwasaki es consciente de que todo su esfuerzo ha tenido su recompensa, materializada en una carrera que no se ha visto frenada en ningún momento. Ni siquiera durante la pandemia. «Decidir dedicarse a algo vocacional nunca es fácil», dice. «Da mucho vértigo, sobre todo cuando es algo que genera una incertidumbre tan grande. Estamos en un mundo en el que hemos descubierto que no podemos quedarnos en un único sitio, que todo lo que hagamos suma, abre puertas». Por eso, «cuando eres actor y ves que no llegas a fin de mes con ese trabajo que tienes, tienes que hacer siempre un poco más».

Aquella joven que llegó a Madrid estaba dispuesta a no parar. Y, si algo queda de ella a día de hoy, es precisamente el convencimiento de que siempre «hay que buscar a qué otras puertas llamar, no estancarse». «A mí esto es algo que me motiva: pensar siempre en qué viene después. No creo que supiera hacerlo de forma distinta», reconoce. Precisamente esa inquietud la ha llevado, aunque su carrera ha asentado sus raíces en el teatro, a interpretar algunos papeles en el mundo audiovisual, como en la serie ‘La Catedral del Mar’. «Siempre se hace una distinción entre actores de teatro y de audiovisual, aunque está marcada por el público, no por nosotros». Sí reconoce que «el teatro es el ámbito del actor, mientras que lo audiovisual, es el del director y de lo que ve a través de su cámara». Pero no le da miedo. De hecho, es un mundo que está dispuesta a seguir explorando, y ya tiene algunas propuestas para ello.

De momento, Iwasaki representa ‘Tea Rooms’ en el Teatro Fernán Gómez, una adaptación teatral de la novela homónima de Luisa Carnés, adaptada y dirigida por Laila Ripoll. En esta obra de personajes femeninos muy potentes, Iwasaki representa a Matilde, el alter ego de la autora. «Ella trabajó tres años en el Viena Capellanes de Ópera, y de esta experiencia escribe el libro, sirviéndose del personaje de Matilde para contar la visión que tenía de todo lo que estaba pasando en el Madrid de 1933», explica. Luisa Carnés pertenece a la generación del 27. Sin embargo, es una mujer de la que casi no se ha hablado, que ha permanecido «casi 80 años en el olvido».

Ahora, casi un siglo más tarde, no solo es una obra de teatro, sino que, tal como apunta Iwasaki, se estaría tanteando la posibilidad de hacer de ella una serie. «La historia es muy emocionante: habla de un grupo de mujeres que permanecen en la trastienda de una confitería en una época muy convulsa en España, previa a la Guerra Civil», explica. Se construye, así, a través de las conversaciones que tienen las mujeres en su lugar de trabajo, donde empaquetan los pedidos, emplatan, preparan las comandas… y, entre tanto, «hablan de temas como la desigualdad laboral, el acoso en el trabajo, los amores y sueños que tienen, de la distinción de clases…». Se tratan, así, «muchos temas que a día de hoy hemos conseguido superar, así como de otros que aún son muy actuales. Te pone los pelos de punta pensar que son conversaciones de hace 80 años y que, en algunos aspectos, seguimos igual”, asegura Iwasaki.

Existe, de hecho, un cierto paralelismo entre esas mujeres en la trastienda de la confitería, que son testigos silenciosos de lo que ocurre pero que solo pueden hablar entre ellas, y lo que le pasa a la propia autora, que permanece en esa «trastienda» de la archiconocida Generación del 27. «La autora las sitúa en esa parte invisibilizada a la que los clientes no llegan, pero donde también se producen conversaciones y donde hay un Madrid muy vivo más allá de lo que hay fuera». Un Madrid cuyo punto de vista necesitaba ser escuchado y del que hoy esta actriz es altavoz.