Estudio Herreros

Arquitectura madrileña en Oslo: el Museo Munch, un hito creativo con vistas al fiordo

El espacio CentroCentro de la capital acoge los prolegómenos y el proceso constructivo del gran centro museístico noruego realizado por un estudio madrileño

Museo Munch de Oslo
Museo Munch de OsloCENTROCENTROCENTROCENTRO

Una construcción de la que ahora podemos conocer todo su proceso. CentroCentro acogerá a partir de este viernes ‘Archivos Lambda. El proyecto del Museo Munch de Oslo’, una muestra que presenta el proceso de doce años de trabajo que Estudio Herreros ha dedicado a este proyecto, desde sus inicios hasta la inauguración del edificio en octubre de 2021 y documenta una nueva forma de hacer arquitectura, pensar las instituciones culturales y crear ciudad.

Detalle de algunas fotografías que forman parte de la exposición “Archivos Lambda. El proyecto del Museo Munch de Oslo”
Detalle de algunas fotografías que forman parte de la exposición “Archivos Lambda. El proyecto del Museo Munch de Oslo”Juan Carlos HidalgoAgencia EFE

Comisariada por Valentín Roma, la exposición está coproducida por CentroCentro, La Virreina Centre de la Imatge de Barcelona y arc en rêve de Burdeos y se podrá ver hasta el 28 de agosto en la planta 4 de CentroCentro, con entrada gratuita.

El nombre de la exposición, ‘Archivos Lambda’, utiliza el lema bajo el que se amparó el anonimato de la propuesta de Estudio Herreros en el concurso internacional fallado en 2009 que, inusualmente, permaneció en las menciones de los medios y el lenguaje ciudadano hasta que se empezó a construir el edificio.

Lejos de las gramáticas manejadas por las exposiciones al uso de arquitectura en las que “no queda rastro de las innumerables contingencias que acompañan a los procesos de diseño y puesta en obra”, la idea de archivo se manifiesta aquí mediante una serie de materiales que documentan la historia interna del proyecto sin eludir su complejidad y contradicciones y que no suelen ver la luz.

Incluso la serie de imágenes que el fotógrafo Iwan Baan ha realizado del edificio y su entorno contradicen las típicas lecturas ajenas a la vida real afectada por la arquitectura, ha señalado el centro cultural.

El proyecto del Munch aprovecha la oportunidad que supone para el debate construir una institución de esta importancia desde cero, mutar la fisonomía de una ciudad con la aparición de un acontecimiento arquitectónico, y “hacerse eco de los anhelos ciudadanos que deberían dar sentido a toda infraestructura cultural contemporánea”.

Proceso participativo

En los años 80 se inició el desmantelamiento del puerto de Oslo que bloqueaba históricamente el contacto de la ciudad con las aguas del fiordo, un ambicioso proyecto que implicaría importantes trabajos infraestructurales y edificatorios para borrar del plano de la ciudad toda barrera que dificultara la fusión entre ambos medios.

En el año 2000 se implantaron las designaciones ‘Paseo del Puerto’ (Harbour Promenade) para describir el sueño colectivo de disponer de una vía peatonal y ciclista que transcurriera sin interrupciones a lo largo del litoral urbano y ‘Ciudad de Fiordo’ para nombrar un nuevo tipo de urbe en la que se convertiría la anterior ‘Ciudad Portuaria’.

La particularidad de este proyecto con respecto a otros similares en el mundo es que, en lugar de reservar una franja ancha de espacio público salpicado de equipamientos, la ciudad residencial, comercial y de oficinas se extiende sobre los nuevos terrenos según un modelo a escala de las personas, con una presencia mínima del automóvil en favor de los peatones, las bicicletas y los patinetes en la que los equipamientos surgen asociados a pequeños espacios públicos.

Así aparecen la nueva estación central de tren, la Ópera, la Biblioteca Deichman y el Munch como resultado de otros tantos concursos internacionales.

En el año 2008 se publicó la convocatoria del correspondiente al Munch, que después de varios intentos fallidos pretende dar respuesta a la condición expresada por el propio Edvard Munch (1863-1944) en su testamento de legar toda su obra y su archivo a la ciudad de Oslo con la condición de que se construya un museo para albergarla, entendiendo que el edificio erigido en 1963 en el barrio de Toyen era una construcción temporal.

En marzo de 2009 se emitió el fallo en favor del Estudio Herreros con sede en Madrid. Su propuesta aporta la heterodoxia tipológica que supone desarrollar un museo en los trece niveles de un desarrollo vertical que se presenta en la silueta de la ciudad como expresión de un sueño colectivo con el valor añadido de la liberación del suelo para los peatones.

Para entonces, Estudio Herreros ya se acompañaba de un nutrido grupo de expertos de diversos países para realizar un proyecto de aproximadamente 27.000 metros cuadrados y tuvo que diseñar un método de trabajo colaborativo entre todos ellos que llegó a implicar hasta cien personas a lo largo del proceso.