Historia

El Hotel Florida de Callao, entre las bombas y Hemingway

El desaparecido edificio de Antonio Palacios, con su fachada de mármol blanco y sus doscientas habitaciones con baño, pervive en la literatura de quienes lo habitaron

Hotel Florida, en Callao
Hotel Florida, en CallaoAyuntamiento de Madrid

Hace unos meses Madrid recuperó el templete que Antonio Palacios diseñó para una Gran Vía que pugnaba por convertirse en una de las calles más relevantes del mundo. El genial arquitecto de Porriño, creador del Palacio de Comunicaciones, hoy Ayuntamiento de Madrid, dejó innumerables obras en la capital. Una ciudad que, con su lavado de cara arquitectónico y estético no sería igual. Eso entre lo que dejó, como el hospital de Jornaleros de Maudes o el Círculo de Bellas Artes. Luego está lo que la guerra y la especulación se llevó por delante. En ese apartado está el Hotel Florida, un antiguo edificio ya desaparecido que estuvo situado en el ala sur de la Plaza de Callao, en pleno Madrid, construido entre 1922 y 1924. Un hotel “moderno”, alejado de lo que el Ritz o el Palace representaban en aquellos años 30. Un hotel que buscaba a sus clientes entre las clases emergentes y que se posicionaba en una zona “de crecimiento”, como era por entonces la Gran Vía, cercana a los bancos, los negocios, las radios y los periódicos.

Palacios proyectó y construyó el hotel sobre ese solar por encargo de Velasco Florida, en la semiesquina con la Gran Vía (por entonces, en construcción), siendo inaugurado el 1 de febrero de 1924. Toda la fachada del edificio era de mármol, una rareza para la época. El edificio tuvo una vida efímera, pues fue derribado en 1964 y sobre el espacio que dejó construyeron unos grandes almacenes que pertenecieron a Galerías Preciados, empresa hoy también desaparecida.

Hotel Florida, en Callao
Hotel Florida, en CallaoAyuntamiento de Madrid

Esta obra de Antonio Palacios fue, además, el establecimiento que alojó a la mayoría de los corresponsales extranjeros destacados en Madrid durante la Guerra Civil. Un espacio de memoria literaria que se mantiene vivo en las obras de muchos de ellos, pues, en lo que respecta a sus piedras, latones y ladrillos, el final les llegó en 1964 para dar paso a los grandes almacenes Galerías Preciados.

El hotel, de 200 habitaciones y todas ellas con cuarto de baño, alcanzó fama, como decíamos, durante la Guerra Civil, cuando se convirtió en residencia de corresponsales, escritores e intelectuales extranjeros destacados en Madrid. Una larga lista de corresponsales del Pravda, The Daily Telegraph o el The New York Times se alojaron en el Florida. Entre ellos el escritor norteamericano John Dos Passos, miembro de la llamada Generación Perdida, que en su pasó por el Florida inmortalizó su estancia en un artículo publicado por la revista Esquire”, en enero de 1938, llamado “Habitación con baño en el Hotel Florida”. A Dos Passos se unen nombres como Antoine de Saint Exupery, Robert Capa, André Malraux, Henry Buckley, Louis Fischer, Pablo Neruda... Con todo, quizá el autor más conocido y popular que pasó por el establecimiento fue Ernest Hemingway, que habitó el hotel con la que luego sería su tercera mujer Martha Gellhorn. Un glamour -que sin duda tenía el establecimiento-, y que no le quitaron la treintena de proyectiles que contra él impactaron. Otra cosa es que el día a día se resintiera, sin electricidad, agua corriente y alimentos en el comedor. O al menos no cuando se necesitaban. Con una salvedad: el alcohol corría por su bar sin problema de abastecimiento, cosas del estraperlo y el mercado negro, que se saltaba las normas del racionamiento de aquel Madrid. Un hotel que pugnaba por sobrevivir mientras, a sus puertas, hacía Plaza de España, comenzaban a desgranarse, a cada paso, las barricadas de los milicianos que hacían frente a las tropas de Franco que disparaban sus obuses desde las cercanas posiciones de la Ciudad Universitaria. Todo a la vista de aquel hotel del genial Antonio Palacios, el arquitecto que lo levantó en solo dos años para asombro de todos.