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El antes y el después de la Puerta del Sol que fotografió Charles Clifford

En 1862 había terminado la ampliación de esta plaza clave de Madrid, con un aspecto ya similar al que podemos ver en la actualidad. De lo que había dejó buena prueba el fotógrafo galés

Puerta del Sol con el actual Palacio de Correos
Puerta del Sol con la hoy sede del Gobierno de la Comunidad de MadridBNE

La Puerta del Sol, que tantos madrileños y forasteros tienen en la memoria, no siempre fue así. Es un espacio cambiante, como se pudo contemplar en los últimos meses, con la plaza levantada y en pleno proceso de transformación. Algo que está a punto de acabar. Una remodelación que, sin duda, si miramos hacia atrás, no será la definitiva. Lo cierto es que, en general, la Puerta del Sol que vemos hoy es el resultado de un proyecto de ensanche y embellecimiento realizado a mediados del siglo XIX por el Estado con el objeto de descongestionar el espacio urbano y realzar la sede del Ministerio de la Gobernación, inquilino desde 1847 de la hoy conocida como Real Casa de Correos, sede de la Comunidad de Madrid. Debemos pensar que por entonces era el centro político, económico, social y cultural de la capital de España, con un continuo tráfico de personas, caballerías y carruajes y, también, frecuentes alteraciones del orden público. El viejo Madrid de los Austrias se estaba quedando pequeño, y en él comenzaba a resonar el eco parisino de las piquetas de Haussmann. Una ampliación que llegaría de la mano del marqués de Salamanca, que daría nombre a todo un barrio, el destinado a alojar a la nueva aristocracia y burguesía de la Restauración.

Puerta del Sol en la zona de Arenal
Puerta del Sol en la zona de ArenalArchivo General de la Administración

Pero volviendo a la Puerta del Sol, esa que fue objeto y objetivo del fotógrafo galés que nos ocupa. El proyecto fue encargado en 1853 por el Ministerio de la Gobernación a la Junta Consultiva de Policía Urbana. Las operaciones especulativas y la diversidad de proyectos propuestos en diversas instancias públicas y privadas impidieron que las obras dieran comienzo antes del otoño de 1857, dirigidas por el prestigioso ingeniero Lucio del Valle y Arana, quien amplió la plaza a una superficie de 9.000 metros cuadrados mediante el derribo de decenas de inmuebles en las calles de Arenal, Cofreros, Peregrinos, Preciados, Zarza, del Carmen y Montera. Ya Madrid tuvo en José Bonaparte a su particular Pepe Plazuelas, empeñado también en que “corriera el aire” en un Madrid donde las calles estrechas impedían muchas veces el paso de simples carruajes.

En la Puerta del Sol las demoliciones se iniciaron en octubre de 1857, cobraron empuje a lo largo de primer semestre de 1858 y en agosto de dicho año habían finalizado. A la demolición siguió la construcción de los nuevos edificios. En 1862 había terminado la ampliación de la Puerta del Sol, con un aspecto ya similar al que podemos ver en la actualidad. Los planos de 1853 y 1859, custodiados en este Archivo, documentan perfectamente el antes y el después de la actuación urbanística.

Imagen de la Puerta del Sol
Imagen de la Puerta del SolArchivo General de la Administración

Esta gran obra cuenta con una amplia documentación: 93 cajas y más de 300 planos. El expediente general de ensanche de la Puerta del Sol pasó en diciembre de 1856 a manos del Ministerio de Fomento. Tras su culminación administrativa, se integró en el fondo documental de la Junta Facultativa de Construcciones Civiles, junto a otros expedientes decimonónicos de ensanche de poblaciones y actuaciones urbanísticas. El Archivo General de la Administración custodia los expedientes de expropiación y adjudicación de subastas de derribo, los proyectos de las nuevas edificaciones que bordearían la plaza, así como del alumbrado, el empedrado y otras obras de embellecimiento, las cuentas de gastos e incluso los títulos de propiedad y cargas de los inmuebles demolidos, procedentes en algunos casos del siglo XVI. Además, conserva tres magníficas fotografías del estado de la Puerta del Sol antes de la reforma, con los trabajos de demolición apenas iniciados. Se trata de tres vistas de la plaza realizadas por el fotógrafo británico Charles Clifford en octubre de 1857, por encargo de Lucio del Valle.

Charles Clifford nació en Gales hacia 1820. A principios de la década de 1850 se estableció en España, abriendo un estudio pionero en la historia de la fotografía española. Fue fotógrafo oficial de la reina Isabel II, a quien acompañó en diversos viajes, de los que dejó un gran testimonio gráfico. Se especializó fundamentalmente en la fotografía de paisajes, monumentos y obras públicas. En este sentido, colaboró estrechamente con Lucio del Valle, quien le encargó fotografiar varias de las obras públicas bajo su dirección. Gracias a ello disfrutamos de un repertorio magnífico de fotografías de la construcción del Canal de Isabel II (1856-1858). Su labor fotográfica fue interrumpida por la muerte, en 1863, a la joven edad de 43 años. Su figura ocupa un sitio de primera fila junto a otro gran fotógrafo extranjero afincado en nuestro país, Jean Laurent, también colaborador de del Valle en sus proyectos de ingeniería.

Vista de la Puerta del Sol con fuente
Vista de la Puerta del Sol con fuenteArchivo General de la Administración

La obra de Clifford es un testimonio visual irremplazable de la España isabelina. Se custodia en diversos archivos y bibliotecas, entre los que hay que destacar el Archivo personal del propio Lucio del Valle (esencial para el estudio de la documentación fotográfica de la ingeniería y la obra pública en el período), la Biblioteca Nacional de España, el Archivo General de Palacio, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y el Museo Municipal de Madrid, donde se custodia otra vista más de la Puerta del Sol antes de la reforma, en este caso una panorámica formada a partir de la yuxtaposición de cuatro negativos.

Cabe apuntar también la excelente obra realizada por la mujer de Clifford. A Jane Clifford, entre otros trabajos, se debe haber sido la fotógrafa del Tesoro del Delfín de Madrid. Algo que realizó con la firma y el sello de su marido, negocio con el que se quedó tras la muerte de éste.

Las fotografías del británico conservadas en el Archivo General de la Administración forman parte orgánica del conjunto de documentos generados para la realización de la gran obra de ensanche de la Puerta del Sol, y no tienen sentido fuera del contexto de la actuación urbanística a la que respaldan. Pensemos que para la administración e inversión de los fondos destinados a los trabajos de expropiación, demolición y construcción se creó por Ley de 28 de junio de 1857 un Consejo de Administración de las Obras de la Puerta del Sol, que periódicamente rendía cuentas ante el Gobierno de los gastos realizados, haciéndolo con gran transparencia. Una de estas cuentas justificativas, publicada en la Gaceta de Madrid de 4 de febrero de 1859, cita expresamente las vistas fotográficas de Clifford, así como marcos y bastidores para su exhibición, entre los gastos de material de la sección de dibujo de la secretaría del Consejo. Es evidente que las imágenes tenían una función de primer orden en el desarrollo del proyecto.

Para positivar los negativos, Clifford utilizó el procedimiento de la albúmina, desarrollado por el francés Louis Désiré Blanquard-Évrard, y que fue utilizado entre 1850 y 1900. El papel de copia se preparaba impregnando un fino papel de algodón o lino con clara de huevo salada y sensibilizada con sales de plata. Tras obtener el papel albuminado, este se colocaba en contacto con el negativo de colodión húmedo dentro de una prensa. El conjunto se exponía al sol durante una hora o más hasta que el fotógrafo daba por buena la imagen obtenida, siendo finalmente lavada, fijada y secada, montándose en un cartón.

Este Archivo conserva varios ejemplares de las tres vistas, concretamente 18 en total: cinco de la primera vista, cinco de la segunda y ocho de la tercera. En algunos casos incorporan la firma autógrafa de Clifford. Un excelente trabajo gráfico de documentación de las obras acometidas que sirvieron para justificar y avalar las inversiones del erario público.