Historia

Jane Clifford, la fotógrafa del Tesoro del Delfín de Madrid que firmaba con el sello de su marido

A pesar de ser la autora de las imágenes, no están firmadas, sino que empleaba la identificación comercial en su esposo ya fallecido

Fotografías de Jane Clifford sobre el Tesoro del Delfín
Fotografías de Jane Clifford sobre el Tesoro del DelfínMUN

Unas imágenes que son un tesoro en sí mismo. Las fotografías del Tesoro del Delfín. Jane Clifford fue una adelantada a su tiempo. Una mujer que rompió cánones y llevó a cabo un trabajo artístico y técnico que no era común entre las de su sexo. Fotografió, al menos en 58 instantáneas, las obras que componen la extraordinaria colección de objetos de cristal de roca, oro, esmaltes y piedras preciosas que custodia el Museo del Prado y que llegaron a España, desde Versalles, con Felipe V. Curiosamente, no se conservan imágenes de ella, por lo que desconocemos su aspecto.

Las fotografías fueron adquiridas por el Museo de la Universidad de Navarra en 2011 y 2018, y para muchos expertos son el proyecto más extenso de documentación de obras de arte que hace una mujer en España en el siglo XIX. Además, las investigaciones realizadas han revelado que Clifford fue la primera mujer admitida en la Sociedad Francesa de Fotografía, en 1856. Todo un acontecimiento. Doble o triple a tenor de su condición de mujer.

Dragón de Jane Clifford
Dragón de Jane CliffordBNE

Jane acababa de quedar a cargo del estudio de su marido recién fallecido, el fotógrafo Charles Clifford, establecido en Madrid desde 1850. Un gabinete, “El daguerrotipo inglés” que estuvo en Montera y en la Puerta del Sol. En noviembre de 1863 Sir John Charles Robinson, conservador del Museo de South Kensington de Londres - actual Victoria & Albert Museum- encarga a Jane fotografiar las obras de arte que integraban el Tesoro del Delfín. El hecho de que Jane Clifford recibiera este encargo, junto con su pertenencia a la Sociedad Francesa de Fotografía desde 1856, demuestran el prestigio que la fotógrafa tuvo en su tiempo. Pese a todo ello, no firmó con su propio nombre los trabajos que claramente realizó tras enviudar, ni las fotografías del Tesoro del Delfín. Para llevar a cabo el encargo, tuvo que hacer frente a distintos retos, derivados del estado de desarrollo de la fotografía en la época. La técnica del colodión húmedo exigía emulsionar el negativo en el momento y con el colodión todavía húmedo, tomar la fotografía, sacarla rápidamente y fijar el negativo antes de que se secase. Un proceso novedoso y ante el que se debe de prestar pericia.

Para lograr la luz necesaria incluso tuvo que sacar algunas piezas al exterior, tal como revelan las sombras duras que pueden verse en algunas o los reflejos de la calle en otras. Además las copias de las fotografías se hicieron para venderlas por suscripción y la producción fue amplia. A pesar de ser la autora de las imágenes, no están firmadas, sino que empleaba el sello comercial en su esposo.

Paralelamente, Jane Clifford participó en los proyectos editoriales de difusión de los monumentos y obras de arte España. Hay un proyecto muy importante de difusión del patrimonio que empieza a mediados de 1850 hasta los 80, donde las imágenes de ese patrimonio que se quiere difundir son grabados, litografías… El primer proyecto de calidad que incluye fotografías lo lleva a cabo también Jane Clifford, utilizando las fotografías que su marido había hecho, por ejemplo, en los viajes de Isabel II.

No hay datos sobre el período de la vida de Jane Clifford anterior a su estancia en España, salvo su origen inglés. Sí hay noticias, en cambio, de su carácter aventurero y decidido: la revista madrileña La Ilustración del 18 de enero de 1851, reprodujo un grabado que la muestra montada en globo aerostático. La exhibición formaba parte de una serie de pruebas “para reproducir el panorama de Madrid a vista de pájaro”.

Jane Clifford en globo
Jane Clifford en globoBNE

Su presencia está documentada en Madrid hasta 1866... De su vida posterior nada se sabe. Se desconocen otros datos sobre la fotógrafa a partir de ese año hasta 1885, en que deja de formar parte del listado de artistas de la Sociedad Francesa de Fotografía. Una adelantada a su tiempo digna de recordar.

Las joyas francesas de la Corte española

El Tesoro del Delfín está formado por un conjunto de los tradicionalmente llamados «vasos ricos» que perteneció al Gran Delfín Luis de Francia (1661-1711) y que, tras su fallecimiento, heredó su hijo Felipe V (1683-1746), primer Borbón español. Se trata de una colección única en España, equiparable a otros grandes tesoros dinásticos europeos tanto por su calidad como por su valor intrínseco y su belleza, además de ser un importante ejemplo del coleccionismo europeo de artes suntuarias en los siglos XVI y XVII, imagen también del poder y prestigio regios.

El Tesoro reúne ejemplares de gran variedad de procedencias y distintas épocas. Cuenta con piezas antiguas y medievales, aunque predominan las ejecutadas durante los siglos XVI y XVII, muchas de estas últimas en la Corte de París. A lo largo del tiempo, algunos vasos fueron modificados y en ocasiones se recombinaron sus elementos, creando otros nuevos, compuestos por piezas de varias épocas y lugares.

En el Renacimiento, la rareza de los materiales empleados en este tipo de creaciones conceptualmente complejas y la destreza técnica que implicaba su factura y decoración explican que fueran enormemente apreciadas, a veces por encima de otras obras de arte como pinturas o esculturas, actualmente mejor valoradas.

Muestra del precio que alcanzaba este tipo de obras, es el hecho de que en el inventario realizado tras el fallecimiento de Felipe II, algunos vasos de cristal de roca, que podrían estar cercanos a los de este conjunto, se tasaron muy por encima de célebres pinturas de Tiziano, Sánchez Coello o el Bosco.