Homenaje

Este es el arco triunfal de Madrid levantado para dos reinas

Una puerta de bienvenida a la Corte, y hoy en día en el Retiro, que estuvo emplazada, durante siglos, entre el Museo del Prado y los Jerónimos

Un arco triunfal en Madrid para dos reinas
Un arco triunfal en Madrid para dos reinasRRSS

Una puerta casi «de salón». Frente a la monumentalidad de otras, como la fotografiada de Alcalá, en la plaza de la Independencia, esta, de mucho menor tamaño, parece querer dar entrada a los espacios íntimos, hogareños, de los reyes a un paso del Casón del Buen Retiro. Un arco de bienvenida a un lugar que será su hogar durante años. Allí, en pleno centro de Madrid, se encuentra esta puerta monumental de granito, la entrada datada más antigua al popular parque del Retiro, que fue creada en 1690 por el maestro de cantería cántabro Melchor Bueras, con adornos de Pedro de Landa, para celebrar la entrada en la Corte española de la reina Mariana de Neoburgo, segunda esposa de Carlos II. O eso se dice y aparece escrito. Aunque la verdad de la famosa puerta es anterior, pues en realidad fue levantada en 1680 como arco de triunfo, también de bienvenida, para otra reina, en este caso María Luisa de Orleáns, primera esposa de Carlos II. Esta llegó a Madrid el 13 de enero... Y por aquello quizá de lo que ahora se llama economía circular, en 1690 volvió a ser utilizada como entrada triunfal, esta vez en honor de Mariana de Neoburgo, segunda esposa del monarca, motivo por el cual un año antes fue cambiada la inscripción conmemorativa del dintel, con una leyenda alusiva a la nueva reina.

Y así se hace la historia, pues este escrito es el que ha llegado a nuestra época. La inscripción dice así: «Egre dehe Maria Ana tui soi aconcorcui utarcu et colosos quot nume genia erigis elogia ave et fave 1690». Afirman los que saben que se podría traducir por algo así como «Oh, insigne María Ana, seas bienvenida con este arco triunfal (erigido) por voluntad de los ilustres (en los que) suscitas elogios. Salve y (seas) alabada, 1690».

Un recuerdo pétreo de la llegada de una nueva reina a España que pasó sin pena ni gloria al menos para la germana. Aunque quizá más de los primero, pues, durante su matrimonio, quizá presionada por la Corte y su entorno, Mariana fingió once embarazos y al no lograr tener descendencia, conspiró, ayudada por su camarera mayor, la baronesa de Berlips, para influir sobre la decisión del sucesor al trono. Y es que, en las disputas por la sucesión de la Corona española, Mariana siempre apoyó las pretensiones de su sobrino, el archiduque Carlos de Austria, hijo de su hermana mayor, Leonor de Neoburgo, y del emperador Leopoldo I. Una reina nada popular entre el pueblo por su soberbia y la leyenda negra de que estuvo involucrada en un extraño asunto: los supuestos exorcismos de su marido.

Así las cosas de la memoria, la puerta de Mariana de Neoburgo, de estilo barroco, fue originariamente construida en las inmediaciones del Monasterio de los Jerónimos y el Paseo del Prado, como cierre del Real Sitio del Buen Retiro, en la calle de Felipe IV, junto a la Plaza de Cánovas del Castillo, donde se sitúa la fuente de Neptuno. Pero ya se sabe que en Madrid las cosas pocas veces acaban para donde fueron concebidas. De ahí que en 1880 se trasladase al emplazamiento actual, en la calle Alfonso XII, como entrada representativa al Jardín del Parterre. Éste se construyó durante el reinado de Felipe V en el emplazamiento de otro jardín, el de las Ocho Calles u Ochavado. Un jardín de estilo italiano formado por 8 calles de arena que se cruzaban en una plazoleta circular. Una de estas calles desembocaba en el Estanque Ochavado, hoy conocido como Estanque de las Campanillas, único elemento del siglo XVII que ha llegado a nuestros días, junto con el Estanque Grande del Buen Retiro. Por lo demás, la Puerta de Felipe IV sufriría más modificaciones en 1922, aunque nada comparable a la primera, cuando el arquitecto municipal,​ Luis Bellido, dirigió la adaptación y colocación de este monumento en su ubicación actual.