Sanidad

Así ha afectado el covid a la salud mental de los madrileños

Se han detectado incrementos de síntomas ansiosos y depresiva, así como de autolesiones en los jóvenes

Salud mental de los madrileños
Salud mental de los madrileñosM. RosellóLa Razón

Era uno de los comentarios que más corrían de móvil a móvil en los primeros meses de confinamiento: aquella situación inédita, peligrosa y repleta de incertidumbres, tenía que pasar factura, independientemente del coronavirus. Parecía difícil que sus repercusiones no traspasaran las fronteras físicas. Y más en una región como Madrid, en la que incidencia y mortalidad fueron de la mano. Tres años después de aquella primavera de 2020, ¿cómo evoluciona la salud mental de los madrileños?

LA RAZÓN ha hablado con Mercedes Navío, coordinadora de Salud Mental y Adicciones de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Recientemente, Navío participó en el coloquio LiterariaMENTE junto a Manuel Vilas, ganador del Premio Nadal 2023. Organizado por la Fundación Manantial, la librería Rafael Alberti de Madrid y el Hospital Universitario Ramón y Cajal, este ciclo mensual de conversaciones sobre literatura y salud mental nace con el objetivo de derribar muros relacionados con los prejuicios sobre estas enfermedades y el consecuente estigma. «La salud mental se plasma cada vez con más rigor, en la ficción, y atendiendo a un cuidado especial. Hasta hace no mucho reinaba el tabú; ahora, está ocupando un espacio en el debate público, con un tratamiento más adecuado, responsable y cuidadoso de las personas», afirma Navío a este diario.

La coordinadora confirma que la pandemia «ha supuesto un incremento de factores estresores», debido a que hemos visto «amenazada nuestra propia vida, la familiar y nuestro entorno». «A partir de estos factores estresores, había personas con una situación previa que podía hacerlas más vulnerables; y a su vez, otras personas, sin problemas previos de salud mental, han afrontado pérdidas y hemos tenido que acompañarlos», explica Navío.

Hay una palabra clave: «incertidumbre». No solo por la salud, sino también de índole social, laboral y económica. «El ser humano necesita certidumbre y sentido. La pandemia ha venido a amenazar las dos cosas: ha incrementado la incertidumbre y ha disminuido la percepción de seguridad y control que necesitamos tener en nuestra vida. Aquello que nos preservaba del contagio también limitaba nuestra capacidad de relación, que es lo que protege nuestra salud mental», apunta, refiriéndose a las relaciones sociales. Y es que «tejer vínculos es la vacuna de la salud mental. Es importante tener una sociedad cohesionada».

En ese contexto, en la Comunidad de Madrid se ha constatado «un incremento de sintomatología ansiosa y depresiva, así como trastornos por estrés agudo. Y en población adolescente y joven, un incremento de trastornos conductuales de diversa naturaleza, un incremento de autolesiones y de sintomatología por trastornos alimentarios», expone Navío.

En lo que respecta a la incidencia en los jóvenes, la coordinadora regional recuerda que su «proceso de maduración y de mecanismos contra el estrés es dependiente de su grupo de iguales». De ahí que, al haber sido privados de sus contactos, estas conductas puedan haberse agudizado.

Uno de los trastornos que más alarma causan es el antes mencionado de las autolesiones. «La conducta autolesiva puede tener significados diferentes», explica Navío. «En los casos más frecuentes, tiene que ver con un alivio del dolor emocional. En otros casos, puede estar relacionado con la conducta suicida. Pero no necesariamente van unidos. Y es importante saber el significado que tiene para cada persona esa conducta», añade. Si bien el fenómeno de los redes sociales «ha permitido cierto contacto virtual» entre los jóvenes, en el caso de los adolescentes ha «podido ser un amplificador de algunos factores de riesgo: el acoso, el bullying o el ciberbullying. Y en ocasiones pueden darse fenómenos de cierta conducta imitativa. Aunque todo esto hay que hablarlo con propiedad y no generalizando», aclara la coordinadora.

El organismo que coordina Navío también analiza la tendencia en adicciones. Y en lo que respecta a la adicción a la tecnología, se ha registrado «un incremento del uso problemático». «Es importante que el uso de las redes sociales en particular, y de la comunicación on-line sea proporcionado y que no tenga un alto impacto funcional en otras áreas de la vida, como los afectos y el trabajo. Que no acabe parasitando el tiempo y la energía de la persona, que es cuando ya hablamos de conducta adictiva». En ese sentido, recuerda que, el pasado verano, el Gobierno regional puso en marcha Adcom, el Centro Integral de Prevención e Investigación en Adicciones Comportamentales en el Hospital público Gregorio Marañón. Un recurso pionero para el tratamiento de las adicciones que no llevan aparejadas el uso de sustancias, como las nuevas tecnologías, el juego, el sexo o las compras compulsivas.

Por último, queda por tratar un tema que, desde los medios de comunicación, siempre tocamos con especial tacto, debido a su potencial «efecto llamada»: el suicidio. Un fenómeno que también ocupa y «más preocupan» al Gobierno regional. «Es un tema de salud pública, prevenible y evitable. No hay que silenciarlo, eso alimenta el tabú y los sentimientos de vergüenza que han acompañado históricamente a este fenómeno», explica Navío.

De hecho recuerda que la Comunidad de Madrid ha aprobado un Plan de Prevención del suicidio 2022-2026, con actuaciones a acometer en los próximos años para la prevención de la conducta suicida. «Aunque Madrid es, tradicionalmente, una de las regiones con la tasa de suicidios más baja, no es ningún consuelo», concluye.