Experiencia viajera
El Camino de Uclés, la ruta que todos los madrileños deben conocer
Los inicios de este sendero se remontan a las épocas de dominio musulmán del territorio hispano, cuando decidieron construir una fortaleza en una colina elevada en la localidad conquense.
En paralelo a la Vía Verde del Tajuña, el Camino de Uclés recorre los 145 kilómetros que separan el monasterio homónimo, ubicado en la provincia de Cuenca, y la iglesia de Santiago en la capital madrileña, permitiendo descubrir la riqueza cultura, gastronómica y patrimonial del sureste de la Comunidad de Madrid.
A través de la comarca de Las Vegas, esta ruta peregrina se configura como una oferta de turismo rural para este verano, según destaca la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Ejecutivo madrileño.
A través de once etapas, este sendero transcurre por los municipios de Rivas-Vaciamadrid, Arganda del Rey, Morata de Tajuña, Tielmes, Perales de Tajuña, Carabaña y Estremera, para después enlazar con las localidades conquenses de Barajas de Melo, Huelves y Uclés.
Señalizado con flechas rojas con la cruz de Santiago, se invita al caminante descubrir la riqueza cultural, gastronómica y patrimonial del sureste de la región madrileña, con sus bodegas y almazaras; museos como el de la Casa y Escuela Rural y Casa-Cueva en Tielmes, e incluso disfrutar de la playa de Estremera, bañada por las aguas del río Tajo.
Credenciales para el peregrino
Al igual que en el Camino de Santiago, en el uclesiano el peregrino puede obtener su credencial a través de la Asociación Amigos del Camino de Uclés e ir sellándola en las diferentes etapas, recuerdan desde la Consejería.
El precio por la misma es de cuatro euros, cuantía que va destinada a su preservación y mantenimiento de su señalización.
Los inicios de este sendero se remontan a las épocas de dominio musulmán del territorio hispano cuando decidieron construir una fortaleza en una colina elevada en la localidad conquense.
Tras la conquista de estas tierras por el ejército cristiano del rey Alfonso VII, este cedió el enclave a la Orden de Santiago. Olvidada durante años, la ruta se recuperó definitivamente en 2010.
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