Protesta vecinal
Columpiarse entre salidas de garaje
Vecinos de Hernández Iglesias denuncian la inesperada construcción de un parque infantil en esa calle por su peligrosidad al estar ubicado en medio de tres vados
Hernández Iglesias es una calle peculiar: perpendicular a Arturo Soria, donde empieza, y una longitud de poco más de 250 metros, está cortada al tráfico por sus dos extremos, y solo dos vías la atraviesan. Puede que sea por esta peculiaridad que el Ayuntamiento de Madrid la haya elegido para formar parte del plan de peatonalización llevado a cabo por el consistorio en distintos distritos de la ciudad. Sin embargo esta supuesta mejora no están siendo recibidas con alegría por los vecinos de esta calle –y aledañas–, más bien, todo lo contrario. No por el ruido y las molestias sufridas desde hace casi un año por las obras realizadas en Misterios, Marqués de Pico Velasco e incluso José del Hierro y los problemas de circulación derivados de ellas. La gota que ha colmado el vaso ha sido la construcción de un parque infantil en el extremo de la calle que da con Arturo Soria.
Los motivos son múltiples pues, además de su ubicación, en medio de tres entradas de garaje, su construcción ha sido totalmente inesperada para los vecinos que dudan incluso de su legalidad. Porque en el Proyecto de naturalización y consolidación de la peatonalización de la calle (dotado con un presupuesto de 765.209,95 euros dentro del Acuerdo marco para la ejecución de las obras de adecuación de viales y mejora de la accesibilidad del Área de Obras y Equipamientos del Ayuntamiento), aseguran, en ningún momento aparecía la creación de algo así.
Nadie sabe nada
Tras meses de obras, y ante la falta de información sobre lo que allí se estaba haciendo e insistentes rumores de que se iban a emplazar unos columpios, representantes de varias comunidades de vecinos de la calle acudieron, a principios de agosto, a la Oficina de Atención al Ciudadano de la Junta de Ciudad Lineal donde se reunieron con el arquitecto técnico del distrito: «Nos dijo que no tenía los planos de la obra, pero que la construcción de un parque infantil en esa ubicación no tenía ningún sentido, que el objetivo de la peatonalización era favorecer la movilidad de los viandantes y que colocar algo así en la intersección con Arturo Soria bloquearía esa circulación», cuenta Ana Revenga, vecina del nº 2.
Tras numerosas reclamaciones al 010, fue la respuesta de una de ellas la que hizo saltar las alarmas. «Me llamó una funcionaria de la Junta de Ciudad Lineal que había atendido una de mis quejas y me explicó que no les constaba la creación de ningún parque infantil en la zona. Que no sabían nada al respecto. Dijo que mandarían inspectores para ver lo que estaba pasando, y esa misma mañana vinieron dos a hacer fotos y tomar medidas», continúa. Ante este hecho, revisando en los pliegos de prescripciones técnicas del plan inicial vieron que «en él no se recoge la construcción de ningún parque infantil, y tampoco nadie sabe decirnos nada al respecto. Parece un proyecto fantasma. Además, en las acciones descritas en los mismos se incluyen obras que persiguen favorecer la movilidad y mejorar la comodidad y seguridad de los usuarios de las vías públicas, pero nada de esto se está cumpliendo, porque no se dice nada de crear toboganes ni demás obstáculos a la movilidad», lamenta Ana.
La empresa de administración de fincas que gestiona media docena de comunidades de la calle ha tramitado una queja formal denunciando la situación al Ayuntamiento, así como solicitado la documentación del proyecto, sin respuesta aún. LA RAZÓN se ha puesto en contacto con el Área de Obras y Equipamientos en relación al citado parque, pero tampoco la ha obtenido.
Problemas de seguridad
Cuestiones legales aparte, lo cierto es que llama la atención el lugar elegido para levantar el polémico parque por lo poco adecuado que, a primera vista, parece: encajonado en la estrecha calle los columpios están, literalmente, frente a una salida de garaje y a escasos metros de otras dos. Imaginar a niños jugando allí mientras entran y salen vehículos de los vados adyacentes resulta como poco chocante y no muy seguro.
La instalación se completaría con una enorme estructura metálica de cinco metros de alto con tobogán y aparatos de ejercicio para mayores. Se da la circunstancia de que en los alrededores existen ya dos parques infantiles, uno a la altura de Arturo Soria 55 que acaba de ampliarse, y otro a la altura del 52 recién remozado.
«Llevo 39 años viviendo aquí, nunca ha habido ningún accidente y no queremos que los haya ahora», lamenta José Luis Corrales, vecino del nº 6. Es precisamente eso lo que más temen los vecinos. «Consideramos inadecuada su ubicación ya que compromete la seguridad tanto de los niños que lo usen como de los vecinos que transitamos por la calle con nuestros vehículos, y que hemos de poder acceder a nuestros garajes», señala Verónica del Río, del nº 2.
Y es que, otro motivo de gran descontento es el problema de movilidad que, aseguran, va a suponer para ellos entrar y salir de sus garajes a partir de ahora, pues con la obra el ancho del carril se ha reducido, complicando la circulación de las 17 comunidades afectadas, que lo consideran insuficiente para el volumen de vehículos de las cocheras ya existentes. Porque, pese a sus pequeñas dimensiones, Hernández Iglesias cuenta con 16 vados, 12 de ellos en el primer tramo, en el que estará el parque, para alrededor de 150 vehículos.
Este hecho, aseguran, ha convertido en una pesadilla el acceder a sus viviendas y si ya a día de hoy tienen que lidiar con ello y la incomprensión de los peatones que caminan por allí, no quieren ni pensar lo que será cuando se inaugure el parque infantil y la calle se llene de niños. «A mi ya varias veces gente paseando me ha aporreado el coche cuando trataba de llegar a mi casa», denuncia Nicolás Lindley, del nº 13, que no entiende «cómo con 16 vados se les ocurre hacer una calle peatonal y un solo sentido de entrada y salida. No es consistente la finalidad de la calle actual con el uso que se le quiere dar».
Habrá que esperar a ver si el Ayuntamiento recoge el guante.
Lucha vecinal
►Fruto del descontento y la crispación generada por las obras en la zona, los vecinos han emprendido diferentes acciones para frenar el proyecto y ya plantean emprender acciones legales e incluso acudir a los tribunales si fuera necesario. Les preocupan, además del citado parque infantil, la falta de información sobre el proyecto y su alcance e impacto, «lo que nos deja en una posición de total indefensión. La modificación de la accesibilidad de la calle, dificultando el tránsito actual de dos vehículos y comprometiendo el acceso de los de urgencia y asistenciales, así como la contaminación acústica y molestias continuadas que reducirán nuestra calidad de vida y perturbarán la tranquilidad de quienes residimos en la zona», cuenta Verónica del Río. Por todo ello se han organizado para presentar una reclamación conjunta al Ayuntamiento en relación a las obras que actualmente se están llevando a cabo en la calle «y que van a alterar por completo tanto su naturaleza como la convivencia en ella. Nuestro objetivo es que reconsidere ciertos aspectos del proyecto y tome medidas para reducir el impacto sobre los vecinos», concluye.