Denuncia

El drama de Jonatan cuando coge un taxi o VTC: "Un conductor me quiso sacar por la fuerza del coche por ir con mi perro guía"

El periodista denuncia las situaciones a las que se enfrentan las personas ciegas cuando piden servicios de conductor

«No quiero privilegios, ni necesito que me traten mejor, solo normal». Estas son las palabras con las que Jonatan Armengol, un periodista gastronómico y ciego, ha dicho «basta». Hace solo unos días, un vídeo en el que denunciaba la negativa de algunos conductores de vehículos de llevarle por ir acompañado de Calo, su perro guía, se hacía viral. En él, el conductor arrancó el vehículo cuando estaba estaban a punto de montarse en él y por poco se los lleva por delante. Su única obsesión era que el perro no se subiese al coche. Una incómoda y, en ocasiones, agresiva situación que vive prácticamente a diario.

«Desgraciadamente, por mi trabajo cojo a diario VTC y taxis y me encuentro con estas actitudes muchas veces. No os lo podríais imaginar», cuenta el periodista a este periódico. De las que reconoce, que una de cada diez ocasiones en las que solicita los servicios de un vehículo con conductor, tiene problemas. «Ahí es cuando me toca explicarles que, al tratarse de un perro lazarillo, la ley les obliga a llevarme. No es una mascota, es un perro que ayuda a una persona que no puede ver. Los hay que ni con esas lo entienden y es cuando tengo que amenazarles con llamar a la policía». Cuando llega a ese extremo, nueve de cada diez conductores acaban cediendo y el restante, se niega y tiene que rendir cuentas con los agentes. Ahí la única opción que les queda es, obedecer a la autoridad o hacer frente a una multa que puede alcanzar los 30.000 euros por desacato a la autoridad. Sin duda, uno de los peores episodios que recuerda le ocurrió hace no mucho. «Un conductor me decía que su religión le prohibía llevar al perro y se puso francamente violento. Mi pareja, que me acompañaba, se asustó de verdad porque me amenazó con sacarme a la fuerza del coche. Llegar a eso es absolutamente desagradable».

«Lo duro y triste de todo esto es que en el caso de los taxis es que esta es una historia con la que llevan años y de los VTC, que no se multe directamente a las plataformas. Si estas perdiesen la licencia a los cinco usuarios ciegos que dejaran en tierra o con los que tuviesen cualquier incidente, se preocuparían en formar a sus conductores», señala. En lo que va de 2024, ya ha tenido unos cinco incidentes. Estos pueden rondar entre los treinta y los cincuenta anuales. Mientras que de las denuncias que interpone al año, entre tres y diez acaban en sanción. «Si esto llega a algún político responsable de las leyes autonómicas, les pido que demuestren que están a favor de esto endureciendo las normas. Me parece fenomenal que se multe a los

conductores, pero es necesario que en el caso de las plataformas corran el riesgo de perder la licencia».

Cuando hace uso de estas últimas, al solicitar sus servicios a través de una aplicación móvil, las personas invidentes tienen que enfrentarse a que no acepten subirlas en sus coches o que directamente, se den a la fuga. Mientras que en el caso de los taxis, si les esperan con el dedo subido, son muchos los que pasan con la luz verde pero no paran. Sin embargo, Armengol no quiere olvidar la cara contraria: «Hay muchos conductores que te ayudan, se preocupan de que tanto tú como el perro estéis cómodos, que cuando llegas al destino se bajan, te acompañan... la actitud de algunos no debe empañar la de todos». Por suerte, hoy existe una gran ventaja y es que se puede grabar cuando esto no ocurre así y después compartirlo o denunciarlo para que no se siga produciendo. «Es alucinante que aún sigan sucediendo estas cosas, pero aún hay restaurantes en los que te ponen pegas para entrar y supermercados o establecimientos en los que tienes que dar explicaciones».

La tecnología, su aliado

Por su trabajo, Armengol adquirió unas gafas que le acompañasen a todas sus comidas y evento y le permitiesen tomar vídeos y fotografías. «Les he encontrado una utilidad extra, me han venido muy bien para tener un soporte gráfico si voy a juicio. A cualquier persona ciega que quiera denunciar casos como estos, les recomiendo un soporte como este». Basta con encenderlas cada vez que un conductor vaya a buscarle y esperar a ver su reacción. «En realidad es agotador estar siempre alerta, esperando a que vayan a recibirte mal y pensando en cómo reaccionar», confiesa.

Ante esto, el periodista considera que personas que tienen una imagen pública mayor, como él, tienen la obligación de aprovecharse de ella para denunciar este tipo de actitudes y así evitar que le pase a nadie más. «Lo hago porque tengo visibilidad y puedo sensibilizar más. Hay mucha gente ciega que sufre estas consecuencias e incluso mucho mayores pero no pueden hacerlo público porque no tienen redes sociales, gente a su al rededor o contacto directo con los medios de comunicación». Sin embargo, dice entender que muchas personas ciegas asuman, se resignan y no se muevan.

En España hay un total de 71.000 personas ciegas, de las cuales, 10.000 están en la Comunidad de Madrid. Aunque en los últimos años, su integración en la sociedad haya avanzado mucho, aún son muchas las cosas que quedan por hacer. «Gracias a denuncias que hacemos, a negarnos ante ciertas situaciones o a tener la paciencia de ir con tu familia a tomarte un mojito y acabar fastidiándote la noche por tener que llamar a la Policía, poco a poco van a menos». Armengol confía en el equilibrio y reconoce que «cuando tienes un perro guía asumes ese respeto con los demás ciudadanos y la importancia de encontrar el punto entre derechos de las ventajas». Para él, una de las ventajas de ser ciego es que el 99% de las personas son maravillosas.

«A diario tengo veinte ángeles de la guarda, que sin conocerles, me ayudan. Muchos más que conductores que no quieren llevarme».

Fue hace solo tres años, cuando una sentencia condenó por primera vez en España a un taxista por negarse a prestar servicio a una persona ciega, acompañada por su perro guía.

La sentencia fue impuesta por el juzgado de lo penal número 20 de Barcelona. Los hechos sucedieron en octubre del 2018. La legislación vigente permite a los invidentes estar acompañados por sus perros guías -todos ellos profesional y correctamente adiestrados- en todo momento. En ocasiones, sin embargo, algunos se niegan a cumplir el precepto legal.